****Presentación-conferencia a cargo de Shanti Díaz Canseco, instructora Hado certificada por el Dr. Emoto, el 26 de febrero a las 12:00 horas, en Agoralucis, ubicado en La Fontaine 78, Polanco.
“Creo que la naturaleza de la relación entre palabras y el agua es una cuestión de enorme relevancia que, tarde o temprano, la humanidad deberá comprender”, expresa Masaru Emoto, autor del libro “El agua, espejo de las palabras”, editado por Sirio, 2010.
“En los más de ocho años que llevo viajando por el mundo como conferencista, lo que más ha llamado mi atención ha sido el hecho de que al mostrar palabras escritas al agua, después de congelarla y tomar fotografías de su cristal con la ayuda de un microscopio, el agua expresa sus impresiones sobre dichas palabras a través de la configuración de su cristal”.
“Es una idea que se me ocurrió casi sin proponérmelo, como una extensión natural de mis experiencias como practicante de la medicina alternativa utilizando el hadosui. El hadosui se elabora proyectando o trasladando al agua información sobre la persona, detectada con el medidor de hado. Se sabe que para la obtención de dicha información no es necesaria la presencia de la persona como tal, sino que es suficiente una foto de ella o simplemente su nombre. Por eso sabía que las fotografías o las letras eran portadoras de información. Así cuando logré fotografiar los cristales de agua, comencé inmediatamente con los experimentos con palabras”.
Los dos primeros vocablos con las que experimenté fueron “gracias” e “imbécil”. Realice el experimento con ellas porque me pareció que podían ser ejemplos claros de lo que trataba de demostrar. Los resultados confirmaron mis predicciones, y continué trabajando con otras palabras. En todos los experimentos que realicé, el agua tendía a formar cristales de carácter positivo cuando era expuesta a palabras con connotaciones positivas y al contrario.
Sin duda las palabras están íntimamente ligadas a la vida. Con ellas se puede herir a otros, pero se las utiliza con habilidad, se puede animar e, incluso, enardecer a las personas. He reunido aquellas con connotaciones positivas, en este libro “El agua, espejo de las palabras”, Sirio, 2010.
Durante los últimos diez años he reflexionado mucho sobre el por qué de este fenómeno, por la responsabilidad que siente como su descubridor y por el gran número de simpatizantes que la idea ha ido ganando a su paso. Y, finalmente, gracias a mis viajes por el mundo, me he dado cuenta de que la respuesta puede hallarse en las enseñanzas de las religiones: Cristianismo, Islamismo, Budismo, Hinduismo y sintoísmo. Al buscar la nota común a todas estas categorías, di rápidamente con la palabra “vibración”.
Pienso que conocer la verdadera esencia y entidad de las palabras es condición necesaria para llegar a comprender el significado del hombre. De la misma forma, creo que la naturaleza de la relación entre palabras y el agua es una cuestión de enorme relevancia que, tarde o temprano, la humanidad deberá comprender.
Estoy convencido de que los experimentos que he venido realizando, mostrándole al agua palabras y fotografías, exponiéndola a música y ofreciéndole oraciones, serán una referencia muy importante para el trabajo de los científicos en el futuro.
Y este trabajo se lo debo al doctor Jacques Benveniste, quien hace más de veinte años fue el primer científico que lanzó la idea de que “el agua memoriza información”, y a causa de ello tuvo que sufrir enormes dificultades para poder seguir con sus investigaciones.
En la obra “El agua, espejo de las palabras”, (Sirio, 2010) Masaru Emoto nos ofrece cómo el agua va formando cristales de acuerdo al sentido de diferentes palabras como son la vida, el amor, los discursos o frases que en su momento dijeron personajes del ámbito de la política internacional. También las intercala al exponer al agua con las grandes obras de la música universal y las diferentes religiones. Entre otros temas de gran interés para los seguidores de los mensajes del agua.
Informes:
Victorina Saldaña
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