Publicado por marcia lara el 29 de Agosto de 2009 a las 9:22am
Estar debatiendo en este siglo acerca de si es o no el aborto un derecho es ocioso. Tutelar el derecho a matar al inocente en el siglo XXI, nos estanca o retrocede en la defensa de los derechos humanos. EL primer derecho sin el cual de los demás no podríamos ni siquiera discutir, es el derecho a la vida.El embrión unicelular, en estado de cigoto, es vida humana y, por lo tanto, es objeto de los mismos derechos que cualquier otro individuo de la especie.La biología celular explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial, el cigoto, en cuyo núcleo se encuentra la información genética que se conserva en todas las células y es la que determina la diferenciación celular; la embriología describe el desarrollo y revela cómo se desenvuelve sin solución de continuidad. La concepción es el momento en que se constituye la identidad genética singular de cada persona.La manipulación mañosa del lenguaje para incidir en la manera de pensar de las mujeres y la población en general para que acepten matar a un “puñado de células” ha obtenido buenos resultados.El juego o manejo que se hace con los términos que se utilizan para llamar y describir actos inmorales o crueles están inteligentemente pensados por los sujetos o entidades que buscan obtener algún beneficio con eso.Pocas mujeres se cuestionarán si es o no correcto lo que hacen, si se les convence de que están interrumpiendo “legalmente” un embarazo; de que “sólo se está acabando con un puñado de células”; que pueden hacer con su cuerpo lo que desean y sobretodo de que el aborto es “un derecho”.Dejémonos de tonterías; el aborto no es un derecho, no es un avance, no es solamente la interrupción legal del embarazo, es simple y llanamente la interrupción cruel de una vida humana.Basarse en el número de células, el peso o los días transcurridos para otorgarle “derechos” a un ser humano es absurdo; se es humano desde que se es concebido y por lo tanto se es sujeto de derecho desde ese mismo momento. Que algunos decidan en qué número de semana se le puede permitir a alguien vivir es la falacia y la admisión plena de la estupidez humana. Si se puede acabar con la vida de un ser de once semanas ¿Por qué no hacerlo con uno de cuarenta?Las organizaciones mal llamadas feministas se han dedicado a enviar el mensaje de que las mujeres pueden y deben de disponer de su cuerpo; es verdad y es necesario que así lo hagan, pero seamos claros y no hagamos a un lado la evidencia científica de que el cigoto, embrión, feto, producto o como quieran llamarle, si bien es un ser dependiente de la mujer no es un órgano de su cuerpo, por lo que no puede disponer de el.Argumentar que una mujer deba abortar por razones económicas, malformaciones congénitas del bebé, peligro de muerte o afectación de un proyecto de vida eleva la estulticia a justificación para cometer un asesinato.Con los avances de la ciencia médica el riesgo de muerte por embarazo ha declinado en casi un 90%; los niños que nacen con alguna malformación o discapacidad tienen en la actualidad una mayor calidad de vida gracias a la atención de instituciones médicas y educativas especializadas; la mujer que se embaraza sin haberlo planeado por supuesto que va a ver “afectado” su proyecto de vida, existen mucha probabilidades de que se vuelva más productiva, positiva y fuerte. Y muy necesario aclarar que existen pocas posibilidades de que una mujer se embarace como resultado de una violación, pues el ambiente de tensión que rodea ese evento es determinante para ello y si así fuere no por demás está explicar que el bebé no es culpable de nada.El idioma es una estructura compleja. Utilizar vocablos “amigables” para esconder una realidad cruda es lo actual y es una herramienta efectiva de dominio, pues no es lo mismo decir: “Interrumpí legalmente mi embarazo o hice uso de mi derechos sexuales reproductivos” que “maté al hijo que llevaba dentro”
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –
Comentarios