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Ansiosa lo queria tangible, queria usar todas sus posibilidades...percibirlo entero.

Comenzò minuciosa esa mañana despuès de haber cargado los planos en el puerto de su imaginaciòn.

Hany, que jamàs habìa vivido situaciòn igual. Desde sus adentros, las voces le hablabàn sobre estadisticas, moral, realismo. Algunos preocupados, otros negativos y unos cuàntos motivados.

Sin dejarse intimidar por la propiedad privada y la individualidad, decidiò abordar ese sueño y hacerlo realidad. Mirò el calendario...miercoles 16 de marzo, era la fecha del encuentro deseado. Ellos conocìan sus voces por las constantes llamadas q el contactaba con ella, pero fisicamente serìa su primer encuentro. Paul llegarìa de lejos, no importaròn distancias, todo estàba decidido y pareciese que el universo confàbulaba a su favor para q ellos se encontrasèn.

La cita era a las 5:00 pm, faltabàn varias horas.

Acercàndose el momento, la chica se vistiò de nervios y se perfumò de ansias. Tomò el transporte, sin perder detalles...todo el camino alimentando la imàgen que ordenaba volverse tangibles se aclaraba y se pigmentaba de nuevos colores. Llegò a una vereda donde percibiò una sola verdad... la suya !!

Bajò, camino unos metros, aùn a sus espaldas caminaban unos cuàntos, todos contagiados con el impetù que ella emànaba.

Por fin llegò a la galeria donde acordaròn verse. La chica miraba, esperando encontrarlo de entre las personas. Hasta que entre ellos una mirada la sorprendiò...Se percibieròn e instintivamente supieròn identificarse entre la multitud.

__Es èl !!...pensò.

De jeans y camisa naranja a cuadros, para ella, el hombre màs atràctivo.

Sin pronunciar palabra alguna, consolidaròn su encuentro con un abrazo fuerte, ahora parecìan ser uno. El instante parecìa interminable, no les importò ser vistos, para ellos la gente a su alrededor habìa desaparecido.

Al cabo de un rato, èl la tomò de la mano y la llevò por detràs de los murales...sus labios se buscaròn y se unieròn en un beso apasionado. Las pìnturas fueròn testigos de como las manos del audaz caballero parecìan pìnceles dibujando el contorno y las formas voluptuosas de la musa en quièn se inspirò. 

Pasaròn varios minutos y nadie interrumpio aquella acalorada escena. A la luz del fuego que alumbrabà la vereda conquistada, podìan hablar del camino recorrido, como justificacion para mantenerse en el trance de la caìda al abismo prohibido y asì continùar desarrollando la estructura.

Ambos decidieròn ir a la privacidad que ofrece un cuarto de hotel. Esto hacìa de su encuentro clandestino algo un tanto màs emocionante inclusive con tintes de pecado.

Dentro de la habitaciòn sucumbio la oscura noche, la marea subiò. Sentada en un ladrillo de arena, el agua tocò sus tobillos y apagò la luz. Mientras...por el trance, insulsa siguiò sumergida en el abismo. A los instintos, soltaròn las amarras. Todo fue arrasado, obligado por el obvio movimiento y lo licuò de nuevo.

La luz que los alumbrò sòlo fue encontrada en su imaginaciòn.

Transcurridas las horas y en un estado de shock, despertaròn tirados en la arena con un fuerte olor a presente, las olas los arrastraban de entre los escombros, habìan tocado el piso en el dichoso abismo. Los brazos de èl la rodeaban, ella yacìa contenta, el sol le quemaba los pàrpados, el porvenir del placer de su vida podìa verse. Sin coherencia, regada por toda la playa de la inmensidad de la cama, la vereda del tiempo ya ni existìa.

Pronto habìa que volver a la realidad, aunque esto por el momento no les amargaba la noche, tenìan planes de encontrarse al dia siguiente y aprovechar cada minuto juntos.

Ya por la mañana y en su cama, la chica despertò con el sabor que produce la deliciosidad en que se envuelve lo prohibido. Se levantò por un terròn de esperanza que aùn le quedaba... sabìa que quizà, jamàs se volverìa a repetir la experiencia del encuentro. GuÌada por la locura que le administrò el horizonte del mar, dàndose una nueva senda. Remangò el tallo de sus pantalones, se aferrò a un nuevo ideal que recìen nacÌa esa mañana y con la cabeza llena de voces, una vez màs...retornò.

DIANA ALEJANDRA