¿Qué opinas si te dijera que la frustración es el motor de la educación? Pues resulta que no soy yo quien lo afirma, sino psicólogos y especialistas alrededor del mundo.
Uno de ellos es el francés Aldo Naouri, pediatra y escritor que afirma: “educar es frustrar; la permisividad sólo crea tiranos”. resignarnos a no ser amados por nuestros hijos es el principio de Aldo, que revolucionó los fundamentos de la educación y las relaciones familiares con sus polémicos best sellers.
Hace 30 años se educaba sin culpa, nuestros abuelos no esperaban ser queridos por sus hijos. En cambio, ahora somos padres con culpa, lo cual lleva a la sobre protección de nuestros hijos desde muy pequeños.
Por otro lado, se ha perdido la autoridad de los maestros, quienes antes eran respetados y obedecidos únicamente por el hecho de pararse frente a un salón de clases. Ahora, el docente debe de ganar su legitimidad en cada hora de clase.
¿Cómo retornar a la importancia de la autoridad? ¿Cómo debe ser la mano dura de los padres?
La mano dura consiste en ser conscientes y saber que el niño también tiene que sufrir en la vida, y que no se le puede dejar a lo que manden sus impulsos. El niño es muy sensible a lo que sucede a su alrededor, y por lo tanto egoísta de naturaleza.
Por lo tanto, a cualquier edad se le debe sacar de esta propensión a ser tirano; lo cual se logra entrando en conflicto con él y estando decididos a no perder la batalla. Si tu hijo no obedece debe saber que habrá consecuencias, y por supuesto cumplirlas.
Savater afirma: “la autoridad ofrece resistencia pero hace crecer. El educador debe ejercer la autoridad, lo que en ocasiones hará que caiga antipático, pero debe serlo, porque educar en buena medida es frustrar”
Como papás y maestros debemos ejerces esta autoridad. Si cada vez que tu hijo desea algo se lo das, el mensaje que le estás dando es: pide y te lo daré, y así tú me querrás.
No le tengamos miedo a que nuestros hijos pequeños o adolescentes se frustren, la resistencia los hará crecer. Sino se frustra no crece, no aprende, y será un adulto inmaduro.
Debemos de educar sin culpa, título del libro del uruguayo Alejandro De Barbieri. Los padres y maestros actualmente sienten culpa al educar, y esto lejos de criar hijos más libres y felices, resulta en una generación que no tolera ni puede hacerle frente a la frustración.
Debemos permitir que nuestros hijos se frustren, que se angustien ante un no, que se den cuenta que en la vida no pueden tener todo lo que desean.
Nuestra misión como padres es educarlos para que sean libres y responsables, para que tomen la vida en sus manos; que tengan un proyecto de vida y sean seres humanos que colaboren a una sociedad más sana.
Aprende a decirles no a tus hijos, y libérate de miedos y culpas. Sin duda alguna, cuando sean adultos te lo van a agradecer. Y si nunca permitiste que se frustrarán, serán ellos quienes pagarán las consecuencias, aun cuando tú ya no estés.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
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