El inicio de la vida en pareja en casi cualquier cultura del mundo marca una transición social e individual significativa que casi siempre se acompaña de reconocimiento civil y religioso. Distintas sociedades distinguen esta transición como el paso de la adolescencia a la edad adulta y coincide en muchas ocasiones con la separación del hogar paterno, la salida de la escuela, el inicio de la vida laboral y el momento de tener el primer hijo.
A lo largo de la historia, la formación y disolución de las uniones conyugales han sido factor de gran importancia en el establecimiento y desarrollo de las sociedades, aunque no influyen directamente en el monto y estructura de la población (como la mortalidad, migración y fecundidad), es indudable la importancia que tienen por la estrecha relación que guardan con las variables demográficas, así como por ser un mecanismo regulador del crecimiento poblacional.
El estudio tradicional de la nupcialidad, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se ha centrado sólo en las uniones conyugales; sin embargo, el afianzamiento de ciertas tendencias actuales, como el incremento de separaciones y divorcios, y en consecuencia, el aumento de las familias reconstituidas, reflejan un tipo particular de cambios profundos en las uniones y en su durabilidad, en el marco de las relaciones familiares.
La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2009, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) capta la situación conyugal de hombres y mujeres de 12 años y más, e información referente a la nupcialidad de la población femenina en edades reproductivas. Con ello es posible verificar los aspectos relacionados con la formación y disolución de las familias, así como con la reproducción.
Comentarios
en verdad los tiempos an cambiado ojala sea para bien de la humanidad
porque en mi opinion una familia informada tendremos un mundo mejor.