Publicado por María Samaniego el 12 de Mayo de 2010 a las 12:40pm
Dios dijo:Ama a tu prójimo como a ti mismo.En mi país (en últimas fechas en mi estado).....el que ama a su prójimose juega la vida.Gioconda Belli¿Una triste realidad???
Los seres humanos somos por naturaleza seres egoístas y faltos de amor hacia nuestro prójimo pues muchas veces no nos preocupamos por lo que puedan estar pasando o sintiendo otros solo vivimos preocupados por nuestras vidas y en alcanzar lo que deseamos.
Sabes muchas veces nos decimos llamar cristianos pero solo nos llámanos de la boca para afuera pues pocas veces lo vivimos de corazón y de verdad ya que a veces vemos como otros que quizás están en problemas o sabemos que están en situaciones difíciles no somos quienes para ir y darles una palabra de aliento o para brindarles nuestro apoyo, muy poco entendemos el significado de esas palabras de nuestro Señor que nos dijo “amar a tu prójimo como a ti mismo”. Y si lo hemos escuchado pero lo vemos como algo que esta escrito y nada mas pues no lo vivimos.
Y muchas veces cuando vemos que algún hermano o hermana ya no se congrega no vamos a ver que es lo que le ha pasado sino mas bien nos da igual simplemente por que nos volvemos insensibles pues no nos interesamos por nuestro prójimo, en otras ocasiones señalamos a las personas tal vez por que cometieron un error y para nosotros es algo imperdonable pero dime ¿quienes somos para hacer a un lado a una persona que ha fallado? ¿Acaso nosotros somos perfectos?
Recuerdas cuando llevaron a una mujer pecadora delante de Jesús pues la acusaban y la tenían por el suelo, pero que palabras tan acertadas las de nuestro Señor Jesús: “el que este libre de pecado que tire la primera piedra” y es que muchas veces somos así como esos que juzgaban a esa mujer y nos sentimos que somos perfectos y que nunca cometemos errores.
Hay un dicho que dice no hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
Estimado hermano y hermana hoy puedes tomar la decisión de cambiar esas actitudes de indiferencia, y de falta de amor hacia los demás pues Dios nos manda a que amemos a los demás así como el nos ama y nos perdona también, así como el nos recibe y no nos echa fuera cuando lo buscamos así también puedes actuar con los demás solo basta que lo dispongas en tu corazón.
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Sabes muchas veces nos decimos llamar cristianos pero solo nos llámanos de la boca para afuera pues pocas veces lo vivimos de corazón y de verdad ya que a veces vemos como otros que quizás están en problemas o sabemos que están en situaciones difíciles no somos quienes para ir y darles una palabra de aliento o para brindarles nuestro apoyo, muy poco entendemos el significado de esas palabras de nuestro Señor que nos dijo “amar a tu prójimo como a ti mismo”. Y si lo hemos escuchado pero lo vemos como algo que esta escrito y nada mas pues no lo vivimos.
Y muchas veces cuando vemos que algún hermano o hermana ya no se congrega no vamos a ver que es lo que le ha pasado sino mas bien nos da igual simplemente por que nos volvemos insensibles pues no nos interesamos por nuestro prójimo, en otras ocasiones señalamos a las personas tal vez por que cometieron un error y para nosotros es algo imperdonable pero dime ¿quienes somos para hacer a un lado a una persona que ha fallado? ¿Acaso nosotros somos perfectos?
Recuerdas cuando llevaron a una mujer pecadora delante de Jesús pues la acusaban y la tenían por el suelo, pero que palabras tan acertadas las de nuestro Señor Jesús: “el que este libre de pecado que tire la primera piedra” y es que muchas veces somos así como esos que juzgaban a esa mujer y nos sentimos que somos perfectos y que nunca cometemos errores.
Hay un dicho que dice no hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
Estimado hermano y hermana hoy puedes tomar la decisión de cambiar esas actitudes de indiferencia, y de falta de amor hacia los demás pues Dios nos manda a que amemos a los demás así como el nos ama y nos perdona también, así como el nos recibe y no nos echa fuera cuando lo buscamos así también puedes actuar con los demás solo basta que lo dispongas en tu corazón.