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El género humano es fascinante, unas veces trivial y otras tantas complejo. Hablar de mujeres es hablar de un todo fantástico, un todo que sin embargo, no permite dimensionar con un conjunto de palabras bien articuladas, lo que de ellas se puede decir en su real contexto.

Un día como hoy no se debe fundamentar en un feminismo a ultranza, ni en un halago mediático y utilitario, no se trata de un cliché, o de un discurso retórico. Hablar de mujeres es postular lo que ellas logran hacer con su presencia y lo que inevitablemente generan con su ausencia. Decía el poeta Macedonio Fernández que cuando ellas se van, nada dejan que no duela.

Si bien es cierto, los días festivos sirven para poner de moda y en la marquesina todo aquello que por la costumbre dejamos de ver. Convendría decir de manera cotidiana a nuestras musas, que lo son. A ellas que prescinden de casi todo, por recibir la mayoría de las veces, un poco de nada.

Adriana Macías, una valiente y joven mujer mexicana, dijo en una de sus conferencias sobre liderazgo, que amar es dar de algún modo lo que nos hace falta. La ponente en cuestión se refería a las acciones de su mamá, quién la acompañaba por toda la república y quien guió no sólo sus pasos sino también sus sueños, y es que Adriana carecía de ambos brazos y su madre le daba su tiempo, sus cuidados, su escucha y sobre todo su compañía.

Así como al cantautor cubano, a mí también me han estremecido un montón de mujeres.

Mujeres que hacen crecer sin dejar de crecer;  mujeres que son raíces y que dan frutos propicios. Seres mágicos que cautivan mis sueños y son mis más exactas directrices.

Son todas ustedes fuente de inspiración, de motivo, un excelente espejo y un motor incansable.

Esta madrugada le di un abrazo a mi madre, quien extrañada pensó que le pediría algo; le expliqué que hoy se celebra el día internacional de la mujer. Sonrío y agradeció entre sueños tal reconocimiento,  ella es la primera mujer que conocí, y sin duda es quien con una mirada me determina.

En mi clase también dirigí unas cuantas palabras a mis alumnas, hice lo propio con mis compañeras de trabajo, ya envié un mensaje de texto a mi hermana, procuraré que todas las mujeres que conozco y reconozco, todos los días sepan que se les quiere, se les respeta y se les admira.

Si nosotros conocemos su majestuosidad, por favor… qué a ustedes: No se les olvide.

Buen inicio de semana.

JNMH