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DESPUÉS DEL DÍA DEL AMOR

Como mucha gente, soy una convencida de que el amor es un sentimiento que debe cultivarse todos los días, a toda hora, y no algo que sólo se recuerda una vez al año y que más parece un ardid mercadotécnico para promover el consumo desmedido, que un llamado serio a abrir nuestros corazones a la bendición del amor.

Existen cualquier cantidad de definiciones sobre este sentimiento: que si el amor es libre, que si el amor es fuerte, que si amor es dar sin esperar nada a cambio. Alguna vez escuché a un ser muy evolucionado decir algo que me gustó mucho: cada vez que tratamos de definir el amor, estamos acotando, limitando y reduciendo a la forma de energía más poderosa que existe en este universo. El amor es la medicina para toda enfermedad, el remedio contra toda pena. Tiene tanto poder, que basta muy poquito para sanar y, sin embargo, qué poco lo usamos, cuánto lo distorsionamos y a veces, cuán lejos estamos de él y toda su belleza.

Los seres humanos tenemos la tendencia a confundir el amor con muchas cosas: pensamos que los celos son manifestaciones amorosas, que las demandas irracionales de tiempo y atención constituyen pruebas de enamoramiento, que la falta de límites habla de amor o que tratar de controlar y manipular a otro es un acto muy cariñoso y lindo. Recuerdo ahora mismo la frase esa tan famosa: “Me pega porque me quiere” Nada más lejos de la verdad, pero cierto es que no podemos darle a nadie lo que no hemos aprendido a darnos a nosotros mismos. Damos amor enfermo, porque nuestro corazón no está sano. Y aceptamos amor distorsionado, porque quizá aún sabemos poco del amor real.

Por eso, ya pasado el rebumbio del día del amor, te propongo revisemos cada quien nuestro concepto de amor, para saber si es realmente maduro o un sucedáneo, un “amor pirata” por llamarlo de alguna manera. Cuando me obligo a actuar de una forma contraria a mí, suponiendo que eso es el amor, me alejo de la naturaleza misma de este sentimiento, que es la fluidez. Si dejo de expresar algo que me molesta o me incomoda porque hacerlo  “va en contra del amor”, en realidad estoy envenenando mi corazón… recuerda que cuando hay miedo de expresar enojo, también hay miedo de expresar amor. Porque desde el amor también se puede hablar de descontento, molestia o indignación.

Si me someto a todo lo que otros quieren porque de forma secreta me imagino que así me amarán, en realidad lo que estoy haciendo es volverme esclav@ de los demás mientras camino en la dirección opuesta al amor.  Si me auto afirmo y no permito que terceros pasen encima de mí, estaré manifestando una bella forma de amor: el amor hacia mí mism@.

A veces no queda de otra más que respetar que esa persona que yo tanto quiero, no siente lo mismo por mí… ni modo, tiene libre albedrío y el amor es un sentimiento que no se produce bajo el yugo de la obligación. Y otras veces tendré que admitir que, la verdad, no siento amor por determinada persona. Poder decirlo clara y llanamente encierra más amor que pretender y usar una máscara de afecto.

Como decía, el amor cura cualquier enfermedad… pero es un remedio que no admite similares ni genéricos. Y pocas cosas tan complicadas para nosotros, los seres humanos, que poder colocarnos al centro de la vibración hermosa y poderosa del amor divino, del amor real, del amor que al final, es lo único que hay.

Afortunadamente, tenemos toda esta vida y las que siguen para aprender y no estamos limitad@s A sentir, expresar y ser amor sólo un día cada año!

Bendiciones de amor para ti, siempre. Así sea!!!

@AuroraDelVillar