El pasado 2 de septiembre, el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) dio a conocer los resultados de la ENAPROCE 2018 (Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas); entre dichos resultados se informó que el año pasado en México había 4.1 millones de MIPyMES (Micro, Pequeñas y Medianas Empresas), distribuidas en los sectores de manufacturas, comercio y servicios privados no financieros. También resalta que del total el 97.3 por ciento son micro empresas y 2.7 por ciento son pequeñas o medianas.
Otro resultado que llama la atención, es el relacionado con el crecimiento de estos negocios y la razón principal por la que no se desea que crezcan. El 77.5 por ciento de las micro empresas sí desean crecer, y el resto no, ¿por qué?, porque en su mayoría (47.4 por ciento) están satisfechos con la situación actual del negocio, el 24.5 por ciento alude a complicaciones administrativas y el 18 por ciento a temas de inseguridad.
Y un tercer resultado que cabe destacar dado el impacto que tiene en el crecimiento de las MIPyMES, tiene que ver con la capacitación; del total de ellas, el 84.7 por ciento no impartió capacitaciones a su personal y el 15.3 por ciento restante sí lo hizo; cabe señalar que por el tamaño de los negocios, son las pequeñas y medianas las que más capacitan (el 55.1 por ciento) comparado con el 14.2 por ciento de las micro empresas.
En este último punto, son las mujeres las menos favorecidas en temas de capacitación, entre las pequeñas y medianas empresas, del total del personal capacitado, el 35.4 por ciento fueron mujeres mientras que en las micro empresas, fue el 41.5 por ciento de las mujeres.
Estos resultados nos invitan a reflexionar, en particular sobre el ciclo de vida de las MIPyMES en México, que según estimaciones alcanza en promedio cerca de 8 años. Sin duda existen distintas variables que influyen en su crecimiento y consolidación, pero si como lo indicaron los encuestados, las micro empresas no crecen por temas administrativos y existe escasa capacitación; se deben atender estas necesidades acercando la información sobre herramientas técnicas, cursos, talleres, etcétera a los que pueden acceder, para lograr su permanencia en el mercado. Adquirir conocimientos en temas propios de la gestión administrativa, financiera, de sus clientes, por mencionar algunos, es fundamental para que los microempresarios puedan profesionalizarse y pasen a una siguiente etapa en el ciclo de vida de su negocio.
Brindarles mayores fuentes y canales a través de los cuales se conozcan las oportunidades que existen para crecer en el país y fuera de él, que se creen alianzas con otros países para promover el sector MIPyMES, y que se definan políticas sólidas de desarrollo empresarial.
El desarrollo económico del país depende de diferentes factores, entre ellos la facilidad para hacer negocios y el ambiente que se propicia para mantenerlos; es por ello que en la medida que existan redes de apoyo a los microempresarios y emprendedores; en la medida que el ecosistema (asociaciones y cámaras de comercio, inversionistas, centros de negocios y capacitación, por ejemplo) esté vinculado y fortalecido; en esa medida se logrará prolongar la vida de las MIPyMES, posicionándolas en mercados internacionales, creando valor y conocimiento, ofreciendo productos y servicios de calidad.
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