El mayor ejemplo de desapego nos lo dan las abejas. Después de construir las colmenas las abandonan. Y no las dejan muertas, en ruinas, sino vivas y repletas de alimento. Dejan toda la miel que fabricaron de más sin preocuparse por el destino que tendrá. Levantan vuelo hacia su próxima morada sin mirar para atrás.En la vida de las abejas encontramos una gran lección.. En general el hombre construye para sí, piensa en el valor de la propiedad, ambiciona conseguir más bienes, sufre y pelea ante la inminencia de perder aquello por lo que “luchó” por conseguir. “Donde esté nuestro corazón, allí estarán nuestros tesoros”.Por lo tanto no puede haber paz donde los pensamientos y los sentimientos forman una telaraña que atrapa al ser en lo que considera suyo. Esta telaraña no lo deja alzar vuelo hacia nuevas moradas. Y dicho impedimento vale tanto en la vida como en la muerte. Prisionero en un plano denso, pierde oportunidades de experiencias superiores.Para el hombre, es normal quitarle la vida a los animales y utilizarlos como alimento. También lo es derribar árboles para elaborar conservas con su médula. Compra todo preparado y más de lo necesario. En cambio, las abejas fabrican su alimento sin destruir nada y, además, donan la mayor parte.La lección de las abejas está en su espíritu de donación. En un acto poco común de desapego, abandonan lo que les llevó una vida construir. Simplemente lo sueltan sin preocuparse por el destino que tendrá. Dejan lo major que tienen, sea para quien fuere, lo cual es muy distinto de donar lo que no tiene valor o dirigir la donación a nuestros preferidos. Si queremos ser libres, si queremos dejar de sufrir por lo que tenemos o por lo que no tenemos, debemos abrigar un único deseo: transformarnos.El ejercicio consiste en tener siempre presente que nada ni nadie nos pertenece, que no vinimos al mundo para poseer cosas o personas y que debemos soltarlas. De modo que cuando algo o alguien tiene que irse de nuestra vida, no alimentemos la ilusion de pérdida. Adquirimos una vision más amplia.El sufrimiento llega cuando nos aferramos a algo o a alguien. El apego empaña lo que debería estar claro: de trás de una supuesta pérdida se esconde la enseñanza de que está por llegar algo nuevo y mejor para nuestro crecimiento. Y si no renunciamos a lo viejo, ¿cómo puede haber espacio para lo nuevo?
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Hola Mary muy sabio tu consejo pero como nos cuesta entender que no somo dueños de nadie mucho menos de la pareja que teniamos y el desapejo es lo mas dificil ya que cometemos el erros de vivir nuestra vida a travez de los hijos y la pareja me han ayudado todos los blogs y los comentarios que me dejan en mi pagina asi como la ayuda de mis hermanas y madres gracias besos
Cuanta razón tiene, desgraciadamente habemos muchos que aprendemos a base del dolor y eso es malo pero cuando nos damos cuenta del apego y soltamos, la vida nos cambia totalmente y de verdad hay que renunciar a todo para estar preparada para lo nuevo siempre.
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