El hablar sobre sexualidad no siempre es fácil y mucho menos cuando nos referimos a la sexualidad infantil. Éste es siempre un tema polémico, pues en numerosas ocasiones los padres se rehúsan a aceptar que sus hijos nacen con sexualidad.
Pero guste o no, la mayoría de especialistas, sexólogos, psicólogos y demás profesionales afines coinciden hoy en día en que los niños son tan sexuales como cualquier adulto, pero por supuesto su expresión es diferente.
El niño utiliza su sexualidad, no sólo como fuente de placer, sino que también como fuente de conocimiento. Es un medio para comprender el mundo, para divertirse, para relacionarse, para conocerse a sí mismo y conocer a los demás, el niño no ha sido educado, no se encuentra reprimido ni asume sus deseos sexuales como algo malo o pervertido, y lo menos que experimenta es la culpa, no conoce el tabú, ni conoce la prohibición.
Los conflictos se presentan por lo general cuando los padres por desinformación, se escandalizan con las actitudes que evidencian alguna presencia de sexualidad en su hijo y lo reprimen violentamente, lo que muchas veces puede producir verdaderos traumas, y cuando el niño es adulto puede generar una incapacidad de relacionarse sexualmente y puede presentar una profunda frustración, lo que tendrá como consecuencia trastornos psicológicos en el transcurso de su desarrollo sexual.
De ahí nace la importancia de que los padres conozcan qué comportamiento esperar en sus hijos.
Los expertos dicen que las etapas de desarrollo del niño son muy diversas y complejas, pero se puede decir a grandes rasgos que antes de los cinco años las conductas relacionadas con la sexualidad en los niños es el querer percibir todo con la boca (chupar, mamar), incluso se puede esperar que mientras duermen se toquen los genitales, o que incluso despiertos los exploren con curiosidad y risas.
De los cuatro años en adelante, el niño tendrá mayor curiosidad por las zonas genitales y buscará comparase a sí mismo con otros niños e incluso con adultos. Es en este momento que se inician las preguntas difíciles como ¿por qué tienes “eso” (refiriéndose por supuesto a los genitales, tengan vagina o pene) y yo no?, o ¿por qué tienes pechos grandes y los de papá no lo son? por mencionar algunas. Ante estas preguntas hay que tratar de no asustarse y responder con naturalidad y con palabras claras y sencillas, si se desconoce la respuesta es muy importante que los padres se documenten.
Después de los seis años, el niño entrará en contacto con otros niños o niñas, y es posible que se den juegos por imitación de roles sexuales. Ya más adelante, los niños empiezan a definir sus límites por lo que establece evidentemente una frontera entre lo que es ser mujer y lo que es ser hombre.
A partir de los nueve años, el niño sabrá que existe el sexo y que se encuentra rodeado de secretos, se inicia la masturbación y las competencias en torno a la sexualidad y al desarrollo de los genitales.
Ahora bien, lo que hay que comprender como padres es que nada de esto es perverso o pecaminoso, que todo ser humano posee, desde que nace, su propia sexualidad y que ésta irá en desarrollo conforme el niño vaya creciendo, sin que esto esté mal. Un desenvolvimiento sexual sano, sin culpas y sin abusos, sin extremos y con educación, es ideal para la formación de un ser humano integral.
La sexualidad es un tema que hay que hablar y es mejor que lo hagan en casa.
Por favor…cuídate
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