Publicado por Martha Chapa el 27 de Octubre de 2010 a las 3:32am
Cuando Germán todavía estaba con nosotros –es un decir, pues nunca ha dejado ni dejará de acompañarnos–, la Universidad Nacional Autónoma de México tenía todo preparado para homenajearlo y con seguridad él estaba más que listo para disfrutar el acontecimiento.Pero el destino, siempre caprichoso y súbito, se atravesó a deshora y la máxima casa de estudios ya no pudo rendirle ese tan merecido homenaje que se celebraría el viernes 3 de septiembre, pues nuestro irreverente amigo decidió partir el jueves 2 por la tarde.Por eso, apenas hace una semana nos convocó la Universidad a pensar y repensar en Germán Dehesa y sus enormes contribuciones al periodismo, la literatura, la academia, los derechos sociales y la cultura popular.Fue un encuentro en verdad emotivo, lleno de recuerdos gratos y no exentos de ese humor que el escritor, periodista y dramaturgo nos infundió, para regocijo de todos, como un contagio perdurable para reírnos frente al autoritarismo o la solemnidad de políticos, gobernantes y todo tipo de malandrines.Un domingo soleado, como su espléndido humor, fue el marco de la ceremonia posmortem, justo en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, llamado así en honor del autor nacido en Taxco, quien fuera figura central del Siglo de Oro de las letras españolas. Ese hecho hizo recordar a algunos presentes que Germán también incursionó en el teatro de comedia, aunque nuestro contemporáneo lo hizo con un tono satírico más agudo.Los cuatro hijos de Germán –Ángel, Juana Inés, Mariana y Andrés– dieron el mejor de los testimonios, pues uno a uno y una a una leyeron textos de él, donde si bien los mencionaba, refulgía también esa mirada lúcida, amena y aleccionadora que a diario constatábamos en sus columnas periodísticas, en sus libros o en el radio, la televisión y hasta en el cine (recordemos su breve pero inolvidable actuación en Cilantro y perejil, en el papel de psiquiatra).También participó en el homenaje su amigo Sealtiel Alatriste, coordinador de Promoción y Difusión Cultural de la UNAM, quien se mostró conmovido y a momentos apenas podía seguir el hilo discursivo, sobre todo cada vez que mencionaba a su entrañable Germán entre evocaciones anecdóticas y fraternales, en un recorrido desde la juventud de ambos –aunque Sealtiel sea más joven– hasta los días previos al lamentabilísimo fallecimiento de nuestro querido Dehesa.Y así también, con ponderación y profundidad, el propio rector José Narro aludió al gran universitario, quien fue orgullo de esa comunidad y del país todo. “Germán fue risa, llanto, sensibilidad, crítica, inteligencia, reflexión; un hombre que siempre tuvo a México en su preocupación. A él le decimos, como se decía en el estadio de futbol: Germán Dehesa, cómo no te vamos a querer”.Además, el rector Narro entregó a los hijos de Germán tres reconocimientos por las aportaciones de su padre a su alma máter. En primer lugar les dio una medalla de plata conmemorativa del Centenario de la Universidad Nacional. Los otros dos obsequios hicieron referencia a la afición incondicional de Germán por el equipo de futbol de la Universidad. Fue una medalla de Pumas Campeón y una playera del equipo, con su nombre y el número uno. Estoy segura de que a Germán le habrían encantado esos regalos, pues todos sabemos que era un puma de corazón.Ahí estuvimos muchos, muchas, refrendando nuestro afecto y admiración por él, su propia familia, sus seres más queridos.A la salida teníamos en los ojos la huella de las lágrimas, seguramente de alegría por tanta emoción y estremecedores recuerdos que aun días después seguíamos relacionando. En el caso de Alejandro, mi compañero, y yo, no olvidamos que compartimos con él diversas travesuras políticas e inolvidables episodios amistosos.Lo bueno es que Germán Dehesa vive y vivirá entre nosotros a través de sus palabras, sus escritos, sus análisis, y hasta de sus desternillantes cuchufletas contra la corrupción, la impunidad, los abusos de autoridad, la represión, la ineptitud y el mesianismo.A partir de la idea del eterno descanso, nosotros seguiremos trabajando aquí en los ideales que nos hizo más creíbles y factibles, predicando con su comprometido testimonio de todos los días.
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¡Qué hermosa manera de recordar al querido Germán Dehesa! Y es verdad, sigue y seguirá vivo a través de sus aportaciones literarias y sus columnas periodísticas.
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