Del griego Thanos “Diosa de la muerte”, Logos “estudio”, TANOTOLOGÍA: estudio de la muerte. Rama de la medicina forense que se encarga de estudiar y determinar las causas de la muerte. Sus mecanismos, su data de producción, etcétera. ¿Es, entonces, la parte de la medicina forense que se ocupa del individuo muerto? En algún momento sí, pero también del individuo vivo que encara a la muerte para ayudarlo a tener la tan famosa “muerte digna” que tanta polémica ha generado, así como el auxiliar a sus familiares a llevar un proceso de duelo.Te comparto la historia de maduración de esta rama pues me parece muy interesante, espero a ti también. El término fue acuñado en 1901 por el médico ruso Elías Metchnikoff, quien siete años después recibió el Premio Nobel de Medicina. En ese entonces la tanatología se ceñía a estudiar a la muerte desde un punto de vista médico – legal. En 1930, debido a grandes avances médicos, las muertes se confinaban en los hospitales, volviéndose más generalizado en 1950. Así los enfermos en fase terminal se mudaron de las casas a los hospitales, sintomatología de una sociedad que ya no quería saber de muertes después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial. En 1960, no sólo el miembro de la familia en estado terminal estaba en el hospital, sino que sólo el 25% era acompañado por un familiar en su proceso de muerte. Convirtiendo, de esta manera, a la muerte como algo natural, sí, pero insignificante, con tal de no enfrentarla. Sin embargo, a mediados del siglo pasado, los psiquiatras Essler y Elizabeth Kübler-Ross le dieron un enfoque más humano e integral, tratando de colmar de sentido al proceso de la muerte.Investigando sobre el tema encontré quienes afirmaban que los objetivos exclusivos de la tanatología se centraban en la calidad de vida del enfermo, evitando tanto la prolongación innecesaria de la vida, en lo que estoy de acuerdo si estamos hablando de una vida en su totalidad artificial, como su acotamiento deliberado, en lo que también concuerdo en los casos en los que la persona puede vivir más pero se le impide sólo para evitarle el sufrimiento propio de la naturaleza humana mortal.Por lo estudiado, la tanatología ayuda a que persistan las relaciones significativas para el enfermo, a aliviar los conflictos, así como consumar los deseos del enfermo dentro de sus posibilidades y comprender y hacer comprender las limitaciones propias de quien encara la muerte. Pero no sólo eso, la nueva Tanatología tiene como objetivo fomentar y desarrollar holísticamente las potencialidades del ser humano, en particular de los jóvenes, para enfrentar con éxito la difícil pero gratificante tarea de contrarrestar los efectos destructivos de la "cultura de la muerte", mediante una existencia cargada de sentido, optimismo y creatividad, en la que el trabajo sea un placer y el humanismo una realidad.Antes de terminar quiero aclarar una inquietud de una amiga, quien me preguntó qué tan bueno era ocultarle la muerte de un ser querido a los niños, a los hijos. Investigando sobre el tema me encontré este apunte al respecto, lo escribo textual para quien pueda ayudarle:“…Hacer de la muerte un aspecto normal de la vida. Decía Vicente Vedú que hablarles a los niños de la muerte cuando lo solicitan “es dotarles de recursos existenciales para cuando suceden las ‘pequeñas muertes’: perder dinero, rompimiento de la familia…”Y para concluir, respondiendo a quien al enterarse de que escribiría del tema me cuestionó si creía que la espiritualidad es necesaria para el bien morir, cito a Rahner quien afirma que la muerte es el acto: “más espiritual del hombre… más alto del hombre”. Y es que es la última crisis de nuestra vida y la más grande y como en todas las crisis, tenemos que echar mano de nuestros resortes espirituales para enfrentarla, sean cual sean nuestras creencias.
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