Martha Chapa
Me emociona abordar una vez más el maravilloso e inagotable tema de nuestros sabores. En esta ocasión quiero hacer referencia a un delicioso antojito mexicano: la tostada, palabra que además de denominar a un alimento de gran tradición, puede servir de calificativo a modo de termómetro de la situación prevaleciente, ya sea en el ámbito personal, en el trabajo, el matrimonio o hasta en relación con el propio país.
Cuántas veces hemos escuchamos decir que “la cosa está de la tostada”, o sea, muy mal. (Como bien dice el Diccionario del español usual en México, preparado por El Colegio de México, De la tostada significa “Muy mal, fatal”). Y me he preguntado el porqué de esta referencia tan popular. Pienso, entonces, que quizá lo duro o quebradizo de la tortilla que da nombre a ese rico y común antojito ha dado lugar a que en el habla coloquial se asuma con esa expresión que estamos frente a un panorama negativo, adverso y de gran quebranto.
Sin embargo, me quedo con la referencia positiva, o sea, la tostada sabrosa con infinidad de combinaciones posibles, y le apuesto a que si usted sigue mi recomendación se comerá no una, sino ¡una docena!
En esta ocasión aludo al libro México, país de la tostada, concebido y escrito por el ingenioso y dinámico Gerardo Chapa, para fortuna mía, mi hermano, a quien expreso mi cariño por todas las cosas buenas que representa. En este nuevo libro de Gerardo encontrarán distintas recetas que transitan desde la clásica tostada jalisciense de pata, hasta la chiapaneca embarrada de frijoles, al igual que la exquisita de langosta o la de camarón seco de nuestras costas. En fin, una lista tan extensa como deliciosa, pues están presentes en esta obra todos los estados de la República con sus aportaciones culinarias.
Todo un catálogo que nos gratifica y nos provoca genuino orgullo de que ese alimento, ese platillo, forme parte de nuestra identidad cultural, pues no concebimos, por ejemplo, unas fiestas patrias, sin tostadas. Eso sí, hay que disfrutarlas, aunque sin descuidar al propio tiempo el país, justamente para poder continuar con el privilegio de cultivar la maravillosa e inigualable fruición de comer, que unida al placer de cocinar es simplemente sublime.
En este libro también hay singulares y deliciosísimas modalidades de la invención de Gerardo, quien tuvo la delicadeza de incluir una que otra receta de mi autoría, pues, como saben mis lectores, me declaro apasionada de México y enamorada de sus mágicos sabores.
A la vez, considero una obligación en este contexto hacer referencia a nuestra situación económica, social y cultural en el inicio del 2013, que por cierto nos remiten inexorablemente a la tostada. En ese sentido, ¿cómo no vamos a estar “de la tostada” si nuestro desarrollo económico es todavía bajo, es tanto los índices de desempleo y pobreza son muy altos? A la par, los rubros de la vivienda, la educación y la salud son todavía muy deficitarios.
¿Cómo no vamos a estar a momentos “de la tostada” por la corrupción o la impunidad? ¿Cómo no vamos a estar “de la tostada” si en vez de contemplar nuestros valles y volcanes pintados por Velasco y eternizados también por el Dr. Atl, el panorama se cubre de miasmas que enferman ojos, garganta y pulmones? ¿Cómo no vamos a estar “de la tostada” si importamos gasolinas a pesar de ser un país rico en petróleo? ¿Cómo no vamos a estar “de la tostada” si nuestra juventud se envenena con alcohol y drogas, si los partidos políticos casi no representan a nada ni a nadie? ¿Cómo no estar “de la tostada” si hemos abandonado tradiciones y costumbres, si hemos sustituido la tostada por la hamburguesa y al Quijote por Supermán; si los gobernadores se convierten en socios del narco, si los diputados no generan leyes y si los contratistas lavan dinero?
Por fortuna, el otro lado no está tan oscuro, ya que nuestro país posee una infinidad de riquezas que no podemos dejar de ver porque nuestra visión estaría incompleta y caeríamos en una actitud de autodenigración que no beneficiaría el crecimiento armonioso de nuestro pueblo. Es, pues, mi obligación reconocer que hemos tenido y tenemos avances y ha habido grandes mexicanos en todas las actividades, ya en la ciencia, en la política o en el arte. Somos, en efecto, un pueblo inteligente, sensible, noble y con vocación de futuro.
Por eso felicito a Gerardo, pues realizar una obra siempre representa un reto, pero hacerlo en tiempos singulares como los que vive el país se convierte en una osadía por los bajos índices de lectura que registra nuestra nación. Este proyecto significa una consolidación de sus aspiraciones y constituye una excelente forma de comunicación.
En fin, las tostadas describen de muchas modalidades nuestra identidad y la realidad del día a día.
Por eso, hay que abrir caminos de luz y esperanza, como en este caso, que bien pudieran derivar en que se fundaran a lo largo y a lo ancho tostaderías que mucha falta nos hacen, además de que es una manera de honrarlas. Y, desde luego, con inversiones y nuevos empleos que de igual forma tanta falta nos hace .
Así que:¡buen provecho! Sin duda veremos espacios consagrados a la elaboración de estos sabrosos antojos, una de las más exquisitas maneras de quitarnos el mal sabor de boca de cualquier desventura. En una de esas, quizá sea Gerardo el primer valiente que se anime a inaugurar la primera tostadería en forma en esta ciudad. Hechos son amores con buenas tostadas y con el deseo de que las referencias sean siempre positivas. Así que debemos aspirar no a un “México de la tostada” sino a disfrutar “las tostadas de México”, ricas, variadas y nutritivas.
http://www.marthachapa.net/enlachachapa@prodigy.net.mxTwitter: @martha_chapaFacebook: Martha Chapa Benavides
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