Ante el riesgo de perder el avance en el proceso de democratización del país, los ciudadanos debemos pasar de la crítica y la apatía a la acción y la construcción.
Acostumbrados por herencia a asumir los proyectos, prospectos e ideas que nos son impuestas por los partidos políticos y sus candidatos, asumimos las catástrofes del día a día como una sentencia ineludible, nos conformamos con una triste realidad pensando en que no podemos hacer nada para cambiarla. Tenía razón Noam Chomsky, cuando escribió que la más siniestra de las formas de controlar a un pueblo, es mediante la siembra de desesperanza.
¿Para que esforzarnos por imponer lo que en nuestra conciencia debe ser un verdadero gobierno legitimado por el voto de la ciudadanía, si nunca nada va a cambiar?
Las elecciones federales del próximo año determinarán el futuro del esfuerzo democrático de generaciones que apostaron su vida por abrir espacios de participación ciudadana; y no podemos esperar que sean los partidos políticos quienes nos presenten la alternativa de esperanza que provoque que el 26 por ciento de la población que hoy manifiesta indecisión respecto a su intención de voto, simplemente opte por permanecer en casa por carecer de incentivos para hacer ese esfuerzo de votar.
Los partidos políticos no tienen la receta para despertar el entusiasmo de una población indolente que sólo se manifiesta cuándo es afectada directa y personalmente. De una sociedad cansada de creer en la clase política porque ha sido defraudada por ella una y otra vez.
Somos nosotros desde la sociedad, quienes desde una plataforma ciudadana debemos reclamar nuestro derecho de participar; los que tenemos que presentar las propuestas de candidatos; los obligados a construir una opción que sea viento fresco de verdadera esperanza. Esta si sería una propuesta diferente.
La iniciativa presentada la semana pasada por el Senador Manlio Fabio Beltrones para una ley de gobierno de coalición, es un reconocimiento de conciencia que deja en claro que ningún partido político ni candidato podrá gobernar este país, sin unificarlo, sin una reconciliación nacional.
También lo es la discusión entre algunos panistas y perredistas, para trabajar en la idea de conformar una propuesta de gobierno de coalición bajo un programa de gobierno encabezado por un candidato único y ejecutado por un gabinete plural. Una opción que proponga una fórmula para la elección de los mejores candidatos en cada distrito -con independencia de su filiación partidaria- para obtener una mayoría en el congreso, que aún siendo plural se comprometa a aprobar las reformas estructurales para institucionalizar nuestra incipiente democracia.
Pero la sociedad no debe quedarse a la espera de que otros descubran la fórmula secreta para la solución de los problemas de gobernabilidad del país. Los mexicanos todos: políticos, afiliados partidistas y sociedad en general, tenemos la responsabilidad de construir una propuesta por México.
Debemos generar una agenda que marque las directrices para resolver los problemas estructurales que han mantenido al país en el inmovilismo. Y tenemos que impulsar a quienes estén dispuestos a apoyarla y ejecutarla desde el gobierno y el congreso.
Debemos demandar una coalición entre la sociedad independientemente de ideologías, que demande de las fuerzas políticas institucionalizadas una propuesta de gobierno de coalición -partidos políticos y sociedad. Una fórmula que represente una verdadera alternativa a la restauración de un régimen autoritario y controlador, que no cree importante trabajar para unir a las demás fuerzas políticas, porque no le son necesarias para gobernar.
Así como en el 2009 una parte importante de los ciudadanos impulsamos el voto nulo cómo forma de manifestar nuestra inconformidad con la falta de opciones, hoy debemos pasar de la crítica a la acción. Estoy consciente de que ante la crisis nacional, la única alternativa de esperanza de cambio es a través de la conformación de un gobierno de coalición, bajo un candidato que unifique a distintos partidos políticos, ciudadanos y agrupaciones para conformar un gobierno con gabinete plural apoyado por una mayoría en el congreso que permita impulsar las reformas estructurales indispensables para el avance del país.
El tiempo apremia. A fines de noviembre se abrirá la posibilidad de inscribir coaliciones, y ciertamente los pocos que dentro de los partidos políticos están empujando por una fórmula de gobierno de coalición van a encontrar resistencia dentro de sus partidos. No podemos dejarlo al capricho de las cúpulas, es nuestra responsabilidad histórica el demandarla.
Es tiempo de conciencias: Es tiempo de pasar de la queja y la apatía a la acción y la construcción.
Comentarios
EL TEMA ES SUMAMENTE INTERESANTE, ES REAL EL PLANTEAMIENTO QUE HACES, LA GRAN PREGUNTA SERIA COMO SENTIRNOS ESCUCHADOS E INCLUIDOS CUANDO COMO DICE LA AMIGA GLORIA SOCORRO YA TODO EESTA PACTADO Y LA CIUDADANIA TIENE MUY POCO DE DONDE PODER ESCOGER Y PODER HACER UN BUEN ANALISIS SI CADA PARTIDO POLITICO DECIDE A QUIEN VA A INSCRIBIR, Y SOLO TENEMOS MUY POCO DE DONDE ELEGIR? CUAL SERIA LA PROPUESTA PARA QUE ACEPTARAN CANDIDATURAS CIUDADANAS?