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"En México, todo multimillonario que se respete tiene su monopolio".

Respuesta de un multimillonario a un periodista, en una entrevista en radio relacionada con el accidente de Pasta de Conchos.

 
Tanto México y de tan pocos... Es innegable que ninguna economía del tamaño de la nuestra o ni siquiera de la mitad ha permitido -o fomentado- la concentración de poder económico en tan pocas manos.

Si algo ha florecido y abunda en nuestro país son los grupos económicos, nacionales o extranjeros, que dominan, en dúo o en exclusiva, todas las actividades y ramas de la industria: Cemex, Maseca, Bimbo, Grupo México, Casa Saba, Femsa, Sabritas, Procter & Gamble, Kimberly Clark, Bancomer, Banamex, Telmex-Telcel, Televisa, TV Azteca, Cablevisión, Sky; por no mencionar los monopolios estatales como Pemex, CFE, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, entre otros.

Pero una cosa es no hacer nada para cambiar las cosas, y otra permitir que empeoren.

Este es exactamente el dilema que -sin tener confirmación en qué sentido- fue resuelto antier martes 24 de enero, por la Comisión Federal de Competencia Económica, en relación con la pretendida adquisición del 50 por ciento de Iusacell por Televisa, que haría socia a esta empresa con su competidor TV Azteca.

Destaco que esta operación alinearía a dos grupos que, en conjunto, detentan el 95 por ciento de las señales de televisión abierta en el país y el 99 por ciento de la audiencia: un verdadero duopolio, o un monopolio, si se pretende aceptar como legítima esta fusión.

Se argumenta que la sociedad de estas dos empresas se limita a la operación de una tercera, que no compite en televisión sino en el mercado de la telefonía celular, dominado por Telcel -empresa de América Móvil, coligada a Telmex, con el 70 por ciento del mercado celular. Así, justifican la alianza de dos que deberían ser competidores, para atacar a otro grupo concentrador; como si la opción fuera Dios o el Diablo, y la discusión versase sobre quién es Dios.

Al respecto comparto mis siguientes reflexiones:
 
Es innegable que la Cofeco está obligada a atender exclusivamente los criterios de competencia económica establecidos en la ley, independientemente de cualquier otro que pudiera verse afectado. Por lo tanto, la Cofeco -como un órgano regulador técnico- habrá fundamentado su decisión de conformidad con los conceptos y preceptos legales.

En ese contexto, el artículo 17 de la Ley Federal de Competencia Económica establece que "en la investigación de concentraciones, la Comisión habrá de considerar como indicio...que el acto o tentativa confiera o pueda conferir...el poder de fijar precios unilateralmente o restringir sustancialmente el abasto o suministro en el mercado relevante, sin que los agentes competidores puedan, actual o potencialmente, contrarrestar dicho poder...".

Pues bien, atendiendo a este precepto sin descartar otros, es evidente que la sociedad entre Televisa y Azteca tiene "el poder de fijar precios" para los anunciantes; es decir, tiene "el poder de restringir sustancialmente el abasto o suministro en el mercado relevante", tal y como lo demostraron cuando ambas empresas -sin siquiera haber hecho pública su sociedad- actuaron simultáneamente para elevar el precio de los espacios publicitarios, lo que provocó que Telmex decidiera no anunciarse, primero con Televisa y, coincidentemente, días después con TV Azteca.

Además, esta pretendida sociedad de Televisa y Grupo Salinas en Iusacell "puede tener por objeto indebidamente desplazar a otros agentes económicos, o impedirles el acceso al mercado relevante...". Nada más claro que la posibilidad de que, a través de la asociación de los dos únicos grupos de televisión abierta del país, se pretenda impedir que otro operador celular esté en posibilidad de ofrecer servicios de televisión como parte de sus servicios. Y como muestra baste un botón: la más magnífica de las luchas de Televisa ha sido impedir que terceros puedan retransmitir la señal del "Canal de las Estrellas". Para quien no lo recuerde, con esta política consiguió eliminar a Direct TV del mercado hace 20 años, y ahora restringe la posibilidad de competir de las empresas cableras.

Pero, la neta: ¿alguien cree que en una sociedad entre Televisa y Azteca -en la que la primera estuvo dispuesta a bancar más de mil 600 millones de dólares por el 50 por ciento de Iusacell- todo se trata de competir en telefonía celular?

Me abstengo de abundar en el peligro que para el Estado representa la concentración de los medios de comunicación masiva. Pero no puedo y no debo ser omisa: que nadie pretenda ser competidor siendo socio: comprar espejitos es de idiotas.