Suele ser habitual que aprovechando el cambio de año nos hagamos determinados propósitos para realizar durante el año que entra. Ir al gimnasio, adelgazar o encontrar pareja encabezan el ranking de los más comunes.
Pasan las semanas, después los meses, y lo que eran propósitos de buena voluntad se quedan exclusivamente en eso, una buena intención tan efímera como acostumbra a ser nuestra fuerza de voluntad.
Cuando nos hacemos conscientes que de esos propósitos nada queda más que el recuerdo, pasamos a sentir un punto de decepción con nosotros mismos o incluso nos podemos sentir frustrados o enfadados. Cada vez nos sentimos peor, y nos preguntamos si seremos capaces algún día de tener la suficiente fuerza de voluntad y constancia para lograr aquello que deseamos.
Se trata de un ciclo vicioso de difícil salida, a no ser que seamos capaces de cambiar radicalmente de perspectiva.
Pero, en realidad tú no eres culpable de no haberlo logrado. De hecho, no existen culpables en esa situación. Lo que sucede es consecuencia directa de tu programación subconsciente. O sino, ¿quién crees que decide todos tus hábitos? Por supuesto, no lo haces conscientemente, ya que todos nuestros hábitos proceden del subconsciente, al igual que todas las emociones que sentimos en nuestro día a día.
Es en ese nivel de nuestra mente, más allá de nuestro pensamiento consciente, en el que tomamos todas y cada una de las decisiones que nos llevan a repetir día sí, día también, esos patrones de comportamiento que nos alejan de nuestros propósitos. Son, por lo tanto, esos patrones repetitivos los que debemos cambiar para poder llevar a cabo todos nuestros propósitos de año nuevo, y eso únicamente lo podemos lograr cambiando la información de la que se nutre nuestra mente subconsciente.
Mientras no seas capaz de cambiar tu programación subconsciente, difícilmente cambiarás tus hábitos, y si lo logras será en base a una enorme fuerza de voluntad para superar esa resistencia interior.
Afortunadamente, hay caminos mucho más sencillos para alcanzar esos propósitos, y que por supuesto no requieren de esa fuerza de voluntad en ocasiones inhumana. Para cambiar esa programación que te desagrada no basta con tu intención, pero también es cierto que es mucho más fácil de lo que la mayoría de personas piensa.
Ahora que faltan unos meses para fin de año, es el momento perfecto para prepararte. Aprende a comunicarte con tu subconsciente y a reprogramarlo. Si lo haces, te aseguro que no esperarás a fin de año para establecer propósitos que están destinados a acabar directamente en el cubo de la basura, sino que directamente comenzarás a cambiar tu vida para convertirte en la persona que realmente deseas ser.
Ricardo Eiriz
Creador del Método INTEGRA, de transformación a nivel subconsciente, y autor de los libros “Método Integra”, “Escoge tu camino a la felicidad y el éxito”, “Un Curso de Felicidad”, “Apunta Alto” y “El Alma de la Salud”
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