Las marchas que en semanas anteriores se han organizado por grupos feministas para protestar por el acoso y la violencia contra nosotras, encuentra ahora un nuevo cause con la convocatoria de “el nueve ninguna se mueve”.
Una iniciativa ciudadana que ha permeado en la sociedad mexicana y que auguramos tendrá una respuesta contundente que deberá desembocar en una exigencia mayor para que el gobierno responda con prontitud y eficacia, lo cual no ha ocurrido todavía.
Por su parte, el presidente López Obrador parece no haber entendido aún este clamor creciente de actuar decisivamente contra las agresiones a las mujeres y el propio feminicidio que ha alcanzado ya niveles escandalosos. En una de sus conferencias matutinas más recientes se limitó a exponer un decálogo lleno de generalizaciones que denotan la ausencia de políticas públicas, y de paso erróneamente se quejó de que la avanzada feminista le pintarrajeaba las paredes y los muros de Palacio Nacional. Tal actitud, ha generado dudas y vacilaciones dentro de los propios integrantes de su gobierno e incluso de MORENA, pues hay quienes han expresado abiertamente su apoyo a la iniciativa del próximo miércoles 9 de marzo, en tanto otros han guardado silencio, y han sido omisos, inexplicablemente e injustificadamente, y no ha faltado hasta los que cuestionan estas expresiones de protesta. Llamó mucho la atención el que su propia esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, brindará en un inicio su apoyo para luego retractarse y formular una contrapropuesta, que ha sido sumamente criticada en las redes sociales.
En cambio, en el sector privado y social se ha registrado un claro y vasto respaldo, de tal manera que han dejado en libertad a alumnas, maestras, empleadas y personal femenino en general, para que tomen libremente su decisión de participar en el Paro Nacional “el nueve ninguna se mueve”, sin consecuencias por faltar al trabajo o a clases, y menos aún descuentos salariales.
En lo personal, celebro y me adhiero plenamente tanto a la marcha que se celebrará el 8 de marzo, así como a su culminación al otro día donde la ausencia de todas nosotras resaltará más que nunca que estamos presentes y somos indispensables en todos los órdenes en la vida social, económica, política, educativa y cultural. Aplaudo en verdad que conmemoremos así el Día Internacional de la Mujer, como nunca antes, es decir más allá de una retórica hueca, inocua e hipócrita, que es el sello negativo que ha tenido por décadas. Deseo y deseamos que ahora sí, después de ese día, el Gobierno Federal y las diferentes entidades federativas se responsabilicen y actúen con urgencia, pues son muchas las prioridades que esperan una respuesta institucional, lo mismo en la revisión de cambios dentro de la educación básica y media para justipreciar a la mujer en los más diversos ámbitos, campañas de comunicación social permanentes con contenidos que reivindiquen y dignifiquen a la mujer frente a los hombres, y una reforma a fondo en el marco jurídico y en el poder judicial mismo, entre otras muchas.
Tenemos entonces problemas y retos que enfrentar juntas hacia la conformación de una sociedad que nos respete, valore y trate con equidad de género, y sobre todo, que erradique cualquier violencia, discriminación o acoso y apunte a la demolición de ese demencial patriarcado que nos hiere y mata, junto a la misoginia y el machismo.
¡Así sea!
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