Curiosidad en los niños, ¿cómo pasar esta etapa?

  

Por Zuleica López

Los pequeños aprenden por vía de la interacción física activa con el medio, por lo que, en cuanto el bebé adquiere movilidad y puede gatear o caminar se mete en todos lados. Se sube a la mesa del comedor, al refrigerador abierto y abajo del escritorio, aunque se le diga que no lo haga.

La mejor manera de ayudarlo a pasar sin riesgo la etapa de curiosidad aguda es estar presente…

-Revisa con él  los alimentos.

-Abre cajones y muéstrale lo que hay.

-Explícale las cosas que hay en el closet, repisas, muebles en general.

La perseverancia es una cualidad muy común a los dos años, y si mamá o la educadora ignoran la necesidad de conocer, sólo se estará posponiendo la exploración. El pequeño de un año ya sabe que la gente no se mete en los refrigeradores, ni en el horno de la estufa, también sabe que se sienta uno en las sillas y no en las mesas, sin embargo, necesita explorar el medio que le rodea, pues seguramente te ha visto sacar cosas maravillosamente deliciosas del refrigerador, de modo que tiene que ver de qué se trata. Una vez que el pequeño haya explorado completamente el lugar, lo abandonará, para irse a los gabinetes de la cocina y a todo lo demás que vea.

Sé tolerante y cuidadosa, pues al explorar es muy probable que derrame o desordene algo, pero ese es el costo de estimular la curiosidad, hay que tener mucha paciencia. Si todo el tiempo dices “no”, el niño está en mayor peligro, pues intentará hacer las cosas al darle tú la espalda. O después de constantes recriminaciones abandonará su búsqueda.

Si podemos mantener la curiosidad en las etapas de desarrollo del niño conforme va creciendo, conservaremos la pasión por el conocimiento hasta su vida adulta. La etapa de la curiosidad pasa, aproximadamente, a los dos años y medio, así que paciencia, aguante y no te sorprendas, pues para esa edad ya habrá explorado profundamente y no habrá necesidad de desarmar todo.

Ten cuidado, en ocasiones, ante la insistente curiosidad de los niños, los adultos podemos explicarles los peligros que corren en sus exploraciones y tratamos de convencerlos de no hacer las cosas, esto puede provocar después que su repuesta ante un nuevo reto sea decir “no puedo hacerlo”.

La curiosidad y la perseverancia que pueden resultar tan enloquecedoras en la cotidianidad del hogar o la escuela, y quizá peligrosas para el niño, son cualidades que se encuentran en los adultos que tienen más éxito y reciben más admiración.

Las cosas que los niños hacen de manera natural son las mejores para ellos, de modo que, de vez en cuando, felicítalos por ser perseverantes. Brincar sobre la cama es divertido para el niño y fortalece los músculos de las piernas, pero la mayoría de los padres lo prohíbe, es cierto que hay peligro de caer, pero eso no sucederá si se tiene la paciencia de quedarse ahí y poner cojines en lugares estratégicos.

Considera que en esta etapa el niño es muy cambiante en sus relaciones. Un momento se comporta como un bebé indefenso y al siguiente como un niño independiente que no quiere ayuda. Adapta tu conducta a los cambios de humor del pequeño, no se gana nada con empujarlo a la madurez, que vendrá por sí sola, ni caigas en la sobreprotección ni limites su crecimiento.

Los niños aprenden mejor haciendo, sin embargo, el hecho de ver a los adultos contribuye a despertar su interés e influye en su actitud con respecto a todo. No te sorprenda que si, por ejemplo, lo dejas encargado en lugar de llevarlo al estilista o al doctor contigo, muy probablemente llore cuando a él le toque ir; por el contrario, si lo llevas y observa que no es algo desagradable, seguramente va a estar tranquilo.

La curiosidad también es el momento para dejar poco a poco que el pequeño participe en juegos de grupo, siempre en tu presencia. En lugar de sentarte a leer un libro en lo que el niño juega, debes estar preparado para intervenir en situaciones sociales difíciles. Enséñalo con el ejemplo a relacionarse con los demás, si un niño le quiere quitar un juguete, trata de distraer su atención con otro, pronto él entenderá la idea y será capaz de manejar este tipo de situaciones sin necesidad de ayuda. No siempre intervengas, deja que resuelva los conflictos sociales poco a poco. Hazle notar lo bien que se desenvolvió en ciertas situaciones él solo, esto le ayudará a aprender cómo llevarse mejor con los demás.

 

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Comentarios

  • Les sugerimos visitar la pag Revista Educa Educadora
  • EXELENTE PUBLICACION JUSTO EN EL MOMENTO QUE MAS LO REQUIERO, MI NIETO TIENE AÑO Y MEDIO Y BUENO EXPLORA POR DONDE MENOS ME IMAGINO Y EL "NO" SE A HECHO PARTE DE TODOS LOS DIAS Y ES MOLESTO PARA MI Y PARA EL SUPONGO LLEGAR A UN MUNDO DE PROHIBICIONES, GRACIAS LA INFORMACION ME VA A SERVIR DE MUCHO. SALUDOS.

     

     

     

  • Es increíble la energía de los niños aun antes de los dos años, gracias se le paso a mi hija para mi nieto saludos
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