Cada día vamos a peor. Nuestro mundo estable se hunde de manera casi irremisible. Las noticias sobre el futuro de nuestra economía son poco esperanzadoras, de nada sirven las medidas que se tomen aunque lleven bendiciones. Peligra nuestro bienestar y nuestro sustento.
Y ¿ahora qué? ¿Nos quedamos en casa hasta que pase el chaparrón? ¿iniciamos un proceso de sufrimiento silencioso dado que todo se escapa de nuestras manos? O ¿qué?
Si nos quedamos en casa esperando a que todo se solucione como ha sucedido en el pasado corremos el riesgo de quedarnos sin casa, sin trabajo. Las cosas difícilmente volverán a ser como eran, los paraguas que antes nos protegían se han roto en medio de la tempestad y del exterior, llámese estado o lo que sea, recibiremos cada vez menos, nos guste o no, porque no hay con que pagarlo.
Si sufrimos en silencio podemos somatizar nuestro dolor, pasarlo peor para al final acabar siendo víctimas de las circunstancias, que siempre es un consuelo porque nos libera de la responsabilidad.
¿Qué tal si tomamos cartas en el asunto y nos auto declaramos protagonistas?
Os propongo algunas ideas para conseguirlo:
1) Admitamos la realidad. Nos guste o no las cosas son como son y la situación está como está. De nada sirve negar lo evidente. Las cosas van mal y pueden ir a peor. Admitir no es convertirse en víctima, simplemente es tomar consciencia para poder actuar.
2) Definamos cómo nos afecta la situación y cómo nos puede afectar. ¿Peligra nuestro trabajo?, ¿Está en juego nuestra pensión y ya estamos en los cincuenta? ¿mis ahorros se han reducido?
3) De perdidos al río. Si realmente tenemos motivos de alarma y vemos que nos dirigimos hacia una situación que nos incomoda, ha llegado el momento de luchar, de cambiar y de tomar cartas en el asunto. Si no hacemos nada seguro que estaremos peor.
4) Cuidar la Marca Personal. Tomemos las riendas de nuestra historia y seamos los protagonistas de nuestra vida. Es de definir lo que queremos y cómo vamos a conseguirlo, nuestra marca personal nos ayuda a marcar el rumbo y a corregirlo cuando soplan vientos desfavorables.
Que el miedo no nos corte las alas.
Jordi Collell / Coach y Asesor de marca personal
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