Muchas veces en tiempos de crisis, sentimos que todas las puertas se nos cierran. No vemos la salida, nos desesperamos y vivimos en la desesperanza por un tiempo.
Es necesario darnos cuenta que toda crisis es una oportunidad de crecimiento. De revalorización personal y de reconocer con qué podemos quedarnos de nosotras mismas, y qué es lo que necesitamos cambiar.
También es una etapa de crecimiento personal. De reconocernos. Y de contar con amigos y familiares que nos ayudan en este trance.
Estamos sometidos a crisis en diferentes etapas de nuestras vidas, es inevitable. Estas conllevan incluso crisis de valores, de dejar de creer en algo o alguien, o de reafirmar nuestra fe.
Por muy difícil que sea el momento, recuerda que cuando todas las puertas se cierran, siempre hay ventanas abiertas para salir.
Deseo que tus ventanas sean anchas y bajitas para que puedas salir y mirar que la vida sigue.
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