Somos seres sexuales siempre, desde el momento en que fuimos concebidos hasta la muerte, lo que va cambiando es la forma como expresamos dicha sexualidad, que depende de la edad y la etapa que estemos viviendo, de las experiencias, y de las influencias del entorno.
De tal manera que la educación sexual no es exclusiva de cierta edad y momento, sino que se inicia con el nacimiento y continúa a lo largo de la vida, por lo que debe integrarse al resto de la educación como un elemento indispensable para el desarrollo integral del niño.
La educación sexual va mucho más allá de transmitir información sobre reproducción embarazo, parto, etc. Es un proceso de formación e información., cuyo objetivo es dar al niño una plataforma que le permita ir construyendo una visión positiva de si mismo como ser sexual, apreciar el cuerpo sus funciones y capacidades; así como a relacionarse con los demás y el mundo que lo rodea.
Las teorías evolutivas de la personalidad coinciden en que, en cada etapa del desarrollo los individuos presentan ciertas características que los llevan a manifestar ciertos comportamientos, sentimientos e inquietudes hacia la sexualidad, cuestión que nos facilita entender el por qué de ciertas conductas y preguntas en las diferentes edades y atenderlas con mayor asertividad.
Es imposible escoger si educamos o no, desde el momento de interactuar con un bebé estamos enviando muchos mensajes sobre sexualidad a través de nuestras actitudes y ejemplo; la manera como lo tratamos, satisfacemos sus necesidades; con nuestras expresiones de afecto, como nos relacionamos con otros, etc. Todo esto le va enseñando si es un niño o niña, a sentirse amado y valioso, a que el contacto físico es placentero etc. La convivencia diaria es una educación informal sin palabras, muy sencilla y natural con la que vamos construyendo los cimientos de su personalidad.
Conforme el niño crece y desarrolla muestra mayor interés por todo lo que lo rodea incluyendo cuestiones relacionadas con la sexualidad, lo que nos exige participar en forma distinta en su formación. Ahora además del ejemplo es importante responder a sus preguntas con información verdadera para satisfacer su curiosidad e ir estableciendo las bases para futuras conversaciones sobre el tema ya que en cada etapa serán más complejas y requerirán de más información.
Por todo lo anterior la educación sexual no se puede postergar ni separar del resto de la educación, simplemente educamos todo el tiempo. Tampoco puede reducirse a pura información, es la combinación de factores formativos e informativos, que conjuntamente brindan al niño las herramientas necesarias para apreciar la sexualidad y conducirse en forma responsable y constructiva a lo largo de su vida.
Cumplir con la tarea de educar es brindar al niño un ambiente rico en experiencias positivas, que lo hagan sentir amado y valorado como hombre o mujer y darle los conocimientos que vaya necesitando para que poco a poco entienda y aprecie el cuerpo sus funciones y capacidades.
Atrévete a ser un agente activo en la educación sexual de tu hijo, será menos vulnerable a las influencias del mundo exterior y aprenderá lo que es importante.
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