Las exigencias del mundo moderno nos llevan a la necesidad de establecer un proyecto personal tendiente a crecer y desarrollarnos como seres humanos que estemos a la vanguardia de los procesos a los que asistimos cotidianamente.
Pero, ¿cómo podemos traducir en acciones concretas el hecho de crecer y adoptar una actitud positiva en la vida?
Veamos…. Crecer implica incorporar nuevos paradigmas que nos permitan procesar la información y realizar nuestra tarea habitual, ubicándonos en un nuevo lugar desde el cual las metas y objetivos trazados, puedan cumplirse en un plazo más breve.
¿Cuál es el valor de una actitud positiva o de un pensamiento positivo? Convengamos desde un principio que el pensamiento positivo por sí solo no modifica nuestra realidad personal, ni la de la Organización que podemos integrar, ya sea desde los niveles gerenciales hasta el personal de contacto.
Lo que sí, agrega el pensamiento positivo es en cuanto a la posibilidad de abrir nuestra mente a nuevos modelos o paradigmas, y a la posibilidad real de generar un plan de acción, que nos habilite paso a paso el ir logrando lo que hemos definido como el eje central de nuestro esfuerzo.
Ejercer el LIDERAZGO de nuestra vida no es otra cosa que definir con claridad hacia dónde queremos dirigirnos, del mismo modo que el LIDERAZGO de una Empresa, es quien determina cual será el giro de la misma, y cuales serán las acciones a llevar a cabo para el logro de los fines propuestos.
Crecer es diferenciarse y eso lo logramos agregando a nuestro vocabulario cotidiano, algunas palabras que traducidas en hechos, pondrán a nuestra vida y a la Organización a la que pertenecemos en un camino ascendente, con una gran chance de poder evaluar a corto plazo los beneficios obtenidos.
La ACTITUD personal y del grupo es fundamental, porque el aporte que cada uno pueda hacer para su propia vida, y para la vida de la Organización tiene un efecto multiplicador que allana el camino hacia el éxito.
La ACTITUD, es la disposición mental que tiene un ser humano para enfrentar los desafíos a los que la vida le expone en el día a día, pero también es la estrategia que diseñamos para llevar adelante nuestros planes que surgen del diálogo interno y de tener claro lo que queremos que nos suceda de aquí en adelante y también lo que no queremos que acontezca.
Esto no es otra cosa que asumir la responsabilidad de nuestra vida, siendo los agentes activos de aquello que nos pasa, y haciéndonos responsables de nuestros actos.
A los efectos de facilitar esta tarea es aconsejable que nos fijemos 3 objetivos para los cuales trabajar entre otros, pero que nos darán un plus diferencial con respecto a otras personas u a otras Organizaciones.
EXCELENCIA: adoptar la Excelencia como estilo de vida es ingresar en un proceso de mejora continua lo que significa que en un mundo dónde muchas personas hacen lo mismo, quien lo haga mejor adquiere ventajas competitivas.
Veamos entonces esas ventajas competitivas se pueden agregar a nuestra calidad de vida, si lo encaramos desde el punto de vista personal, o al progreso y al crecimiento de la Empresa a la cual pertenecemos. Pongamos como ejemplo, en un proceso de mejora personal, lo que podemos sumar a lo largo de trescientos sesenta y cinco días del año, y llegaremos a la conclusión de cuánto mejores podríamos ser como personas, si adoptamos a la Excelencia como estilo de vida.
Pero no nos detengamos solamente en los aspectos puramente personales, sino que hagamos extensivo este concepto a la Empresa o a la Organización a la cual pertenecemos y ya no importa demasiado si ésta es de Ventas o de Servicios, la ventaja competitiva, parte del preconcepto de que la Excelencia no es sólo la calidad de un producto final, sino que detrás de esa palabra hay seres humanos que llevan a la práctica este paradigma.
INNOVACIÓN: también es aconsejable admitir que aquellas cosas que hacemos diariamente, pueden ser mejoradas en la medida que podamos introducir modificaciones que nos acerquen más rápidamente a nuestros objetivos. Esto dicho en otras palabras significa que, todo aquello que realizamos, puede hacerse de un modo diferente, obteniendo mejores resultados. Es algo similar a admitir que todo aquello que nos sucede, siempre tiene más de una interpretación y no solo aquella que le damos cuando estamos subjetivamente involucrados en el tema.
Innovar es el mandato del siglo veintiuno, que busca afanosamente caminos alternativos para el logro de nuestras metas, lo cual no significa que nos veamos tentados a utilizar atajos que no siempre nos conducen al éxito que buscamos.
ANTICIPACIÓN: éste es un concepto bien interesante y se trata de anticiparse a las megatendencias que hoy mueven al mundo tanto desde el punto de vista personal, como organizacional.
Pensemos por un instante en las grandes megatendencias de la Humanidad en los últimos cincuenta años, y podremos descubrir que la Informática ha crecido de una manera fantástica, hasta llegar a ser hoy un instrumento invalorable en el manejo de la vida de cada hombre y de cada mujer, y en el mundo de la actividad comercial e industrial.
Pero ¡quién pensaba cincuenta años atrás que este crecimiento explosivo se iba a dar?
En otro orden pensemos hoy en la enorme cantidad de góndolas que tienen las grandes superficies para la exposición y venta de productos alimenticios de bajas calorías, conocidos como “Productos Light”.
¿Quién hubiera pensado también cincuenta años atrás en el gran crecimiento de la prevención de salud y en la alimentación saludable como uno de los paradigmas de este siglo veintiuno. Solo aquellos que fueron capaces de anticiparse a estas tendencias ingresaron en un mundo de crecimiento incesante y son hoy los grandes triunfadores.
En suma: crecer se logra en base al esfuerzo personal y colectivo y manejando una actitud y un pensamiento positivo, que nos permita tener una mente abierta a los cambios que en forma continua se dan en un mundo que modifica sus escenarios con una velocidad asombrosa.
Flexibilidad, capacidad de adaptación y ejercicio del liderazgo son algunos de los ingredientes fundamentales para lograr llegar al destino elegido.
WALTER DRESEL
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