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CONTROL

El control es cosa seria y una grave enfermedad

la padece quien la ejerce y quien se deja controlar.

Querer controlarlo todo es vivir en un infierno

ya que es tarea imposible, intentarlo es tonto y necio.

La Vida está en movimiento, no hay permanencia posible

es también incertidumbre y siempre es impredecible.

Esto nunca va a cambiar ¿cómo poder controlarlo?

Intentarlo es cosa inútil, vamos a vivir frustrados.

Algo tan obvio y tan simple y tan llano y evidente

no lo entiende quien controla, la razón es la siguiente:

quiere tener el poder, necesita del control

en ello empeña su vida, es esclavo del temor.

Toda su seguridad está puesta en controlar

personas y situaciones, información sin cesar

quiere ser obedecido y volverse indispensable

y saber todo de todos y que nada se le escape.

Cree que la inteligencia radica en tener control

se siente astuto, capaz y digno de admiración

se cree la  fantasía de que puede controlar

pero paga un alto precio, vive inmerso en la ansiedad.

Es víctima de sí mismo y esclavo de su obsesión

y victimiza a los seres que están bajo su control.

Es su nivel de conciencia sobre sí mismo y el mundo

tan bajo que no se entera de su error que es tan profundo.

Su carácter se revela si ve que pierde el control

inspira miedo  y coraje a su interlocutor    

y le provoca impotencia, ansiedad o frustración

a aquellos que lo rodean y padecen su obsesión.

Con tal de nunca perder el control de las personas

acude a cualquier camino para lograr su objetivo:

al chantaje, a los  insultos, a la adulación, los gritos,

a la manipulación, el llanto, o a recursos infinitos.

Nunca puede ser feliz, vive tenso y angustiado

se frustra constantemente y se siente defraudado

¿Y cómo no ha de frustrarse y vivir desencantado

si es totalmente imposible tener todo controlado?

El que quiere controlar es siempre un perfecto esclavo

porque para quién controla, cómo, cuándo, dónde y qué

debe ser a su manera, tal como lo ha programado

y si esto no sucede, termina mal, desquiciado.

Hay un problema de fondo con quien es controlador

quiere que la realidad se ajuste a  lo que desea

la realidad es la que ES y no anda cumpliendo antojos

o la aceptas tal cual es, o te  frustrarás del todo.

Los otros son como son, no van a cambiar por ti

y no  puedes exigirles tu expectativa cumplir

a veces lo lograrás, muchas otras veces no

porque no es lo que ellos quieren, o esa no es su decisión.

O simplemente no pueden, o no es su necesidad

o lo que tú les demandas no está en su capacidad

hay infinitos factores que se escapan de tus manos

el precio de controlar es terminar controlado.

Los demás sienten rechazo ante un controlador

le temen, o viven  hartos de su exigencia y tensión

si pueden le dan la vuelta, o lo evaden sin cesar

no lo admiran, ni respetan, lo tienen que soportar.

… Sólo existe una manera de tener todo el control:

soltando todo el control, esa es la cura y no hay dos.

En ello estriba sin duda una gran inteligencia

y  ahí radica el respeto, la armonía y la sapiencia.

Hay que aceptar que nos toca fluir y hacer nuestra parte

en conciencia y en amor, con libertad y tesón.

Hay que actuar con la cabeza, escuchando al corazón

y dejar el resultado sólo en las manos de Dios.

De esa manera aseguras nunca perder el control

sólo es Dios el que lo tiene y esa es nuestra salvación

en buenas manos está y eso es fortuna sin par

comprenderlo da alegría, salud, paz, y libertad.