Publicado por María Samaniego el 16 de Agosto de 2010 a las 6:07am
Nuestro diario vivir abarca un amplio número de escenarios: la casa, familia, los niños, el colegio, el trabajo, etc. Y el mundo de nuestros hijos e hijas también es amplio: la casa, la familia, el colegio, el equipo de fútbol, las clases de arte, los amigos, etc.Con el paso del tiempo, el mundo de nuestros hijos/as se va ampliando: conocen a más gente, participan en otros entornos, y a su vez tienen una profesión y una familia, etc.Trascendemos las fronteras de nuestra familia al formar futuros ciudadanos/as honestos, que vivan de acuerdo con la verdad ante cualquier circunstancia, aceptando aciertos y corrigiendo los errores. Personas y sociedades que se niegan a engañar, defraudar o apropiarse de lo ajeno: la honestidad es un elemento fundamental para que nuestro mundo sea mejor.¿Cómo educar a un niño/a responsable que se preocupe por los demás y enfrente los desafíos de la vida con honestidad e integridad?.• Fomentando el pensamiento realista y crítico, ya que es lo opuesto del engaño de sí mismo.• Leer historias que utilicen modelos que reflejen la toma de decisiones basada en la honestidad.• Sus hijos terminarán aprendiendo a pensar en forma realista y actuando de forma honesta acerca de sus problemas o preocupaciones si usted hace lo mismo. No oculte la verdad a sus hijos.¿Cómo fomentar la honestidad de nuestros hijos/as adolescentes?El terapeuta Arnold Goldstein, sugiere enseñar:1. Frenarse para pensar detenidamente las cosas.2. Identificar y definir el problema, no evadirlo o negarlo.3. Reunir información desde su propia perspectiva, incluyendoopiniones, hechos e información de desconocidos.4. Reunir información desde las perspectivas de otras personas, incluyendo lo que otra gente ve, piensa y siente.5. Considerar la forma de actuar, lo que se puede hacer o decir y qué obstáculos pueden anticiparse.Fomente la honestidad:1. Reconociendo o elogiando las acciones honestas.2. Guiando de forma positiva a la práctica del valor.3. Corrigiendo o recordando a sus hijos cuando han “olvidado” o dejado de practicar la honestidad, cuando han dicho o hecho algo indebido o equivocado.
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