Es una verdad absoluta que es inexistente el límite para las ideas, lo es exactamente igual para la imaginación, es infinita.
La generalidad se resiste a tener presentes los elementos que conforman el poder de la mente lo que se agrava cuando esta se conecta con lo que llamamos la inteligencia cósmica, esa fuerza que rige al universo.
La expresión de “creer hasta ver” es una excusa que tiene por objetivo el que nos estanquemos en esas viejas costumbres y evita los enormes beneficios de lo que podemos obtener a través de la mente.
El secreto es saber que existe esa inteligencia invisible, que es intocable e innegable, que es real, que tiene múltiples nombres a lo largo de la historia y del pensamiento humano.
Elegir lo que se desea toda vez que se haya reconocido su enorme poder nos permite darnos cuenta de ese momento maravilloso donde nos apartamos del ego y del papel protagónico que asumimos; observar la película desde el punto elevado de conciencia nos lleva a descubrir características y cualidades sobre uno mismo, las que quizá habíamos dejado de considerar importantes.
Esta inteligencia perfecta nos demuestra constantemente que existe un orden también perfecto a lo largo y ancho del universo, en el planeta, en la naturaleza, en todo género de vida y en el cuerpo humano, la mágica nave en la cual viajamos.
El desorden se presenta cuando pensamientos y acciones negativas transforman las emociones e incluso se hacen una en sí misma; cuando la armonía se retira y rompemos ese equilibrio frágil y deseable.
Meditar con la meta de conectarnos a esa conciencia superior ilimitada nos conduce a percatarnos de que ella también radica en nuestro interior, que esa es la fuente principal para iniciar el viaje en el milagroso y edificante espacio donde todo es posible, donde las cortapisas son salvables a través de la voluntad y del trabajo.
Este es el lugar donde se aprecian mejor las cualidades de objetos y eventos, de nuestra existencia y tiempo; es el remanso de paz que se convierte en el campo fértil para usar poderes y creatividad, para lograr metas, para llegar a crecer y desarrollarnos en el sentido correcto, en el que admiramos.
Estas características que nos han sido dadas, resulta inaceptable que las despreciemos y más aún que las conservemos en una especie de letargo sin conciencia; las tenemos y nos hacen falta en nuestro día a día y para el proyecto de vida que tracemos, también son absolutamente necesarias para modificar este, para replantearlo y para hacerlo el campo adecuado donde desenvolvernos.
Tener el hábito de conectarte cotidianamente con tu consciencia superior hace que te des cuenta de la magia y del poder que hay en ello; ese es el campo donde se encuentran todas las respuestas.
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