Si platicas con amigos o conocidos, generalmente te dirán que no les interesa meterse en conflictos y que intentan vivir en paz; sin embargo, los conflictos son ineludibles. Forman parte de la vida misma y son grandes maestros en nuestro proceso de evolución personal.
¿Qué tan bueno es estar frecuentemente en el “ojo del huracán”? Los conflictos son, como ya dijimos, algo natural, pero vivir en conflicto permanentemente, es patológico. Hay personas que buscan constantemente estar en conflicto y eso ocurre porque están en una batalla interminable consigo mismas y con la vida. En este caso, el individuo vive a la defensiva y tiene una paranoia que le impide sentirse tranquilo o feliz. ¿Eres de ese tipo de personas? Entérate:
¿Eres de los que piensas que haces las cosas sin mala intención, pero siempre hay alguien que te malinterpreta?
¿Haces las cosas lo mejor posible y aun así, hay personas que invariablemente te critican?
¿Crees no meterte con nadie, aunque siempre estás enterado de las últimas noticias de tu oficina, de tu vecindario o de tu familia y, además, opinas acerca de ello?
¿Te reconoces como alguien muy franco y eso te ha dado autoridad para decir cosas desagradables a otros?
¿Empiezas a amenazar o a regañar a las personas, incluso antes de que los errores se hayan cometido?
¿Sientes que la vida no ha sido muy justa contigo, por más que te has esforzado?
¿Estás seguro de que, la mayor parte de las ocasiones, tú tienes la razón y el otro no?
¿Te sientes frustrado cuando no se hace lo que tú consideras que es lo mejor?
Éstas son solo algunas de las muchas de las preguntas que podrías plantearte para darte cuenta si eres vista como una persona tóxica porque vives en conflicto contigo misma.
Antes de pretender resolver tus problemas con los demás, cuestiónate sobre lo que podrías regalarte diariamente para centrarte más en tu vida y elevar tu satisfacción, motivación y alegría.
No vivas comparándote con los demás; tampoco intentes resolver la vida de otros; no te llenes de noticias negativas todo el día; trabaja en tu auto-aceptación y toma acción para elevar tu calidad de vida; no te enfoques en tener siempre la razón y ábrete a diversas opiniones y perspectivas.
Seguramente que, a la larga, notarás que la gente observa que sonríes más, disfrutas de cosas sencillas, criticas menos y estás dispuesto a aprender para ser mejor cada día.
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