Recientemente estaba leyendo el libro “Darin Greatly”, de Brené Brown. Ella señala que frecuentemente comenzamos nuestros días con una sensación de falta en vez de comenzar con una sensación de gratitud.
“No dormí lo suficiente”. La verdad es que, mientras escribo, estoy ocupada cuidando a mi nueva nieta (gracias a Dios), quien estuvo despierta toda la noche llorando (¡literalmente!), así que puedo honestamente decir que dormí bastante poco anoche.
¿Pero por qué debiera empezar mi día con ese enfoque? Podría mejor empezar reconociendo cuán hermosa es ella y cuán bendecida soy yo (¡o con el recordatorio de que pronto me voy y podré volver a mis patrones de sueño normales!).
Pero no voy a hacer una lista de todas las formas positivas en las que podríamos empezar nuestros días. Todos hemos hecho listas de nuestras bendiciones. Todos sabemos cómo contarlas. Todos entendemos que tenemos muchas cosas buenas. Todos reconocemos que, en el mismo acto de despertar, decimos “gracias” a Dios por regresarnos nuestra alma y darnos la oportunidad de otro día.
Pero todos sabemos que perdemos el foco con facilidad. La posición por defecto siempre es “no recibí suficiente”. No siempre es en relación al sueño, aunque esto es algo bastante común y lo que es particularmente notable es que comienza ¡a primera hora en la mañana!
Sí, es cierto que es más sano dormir una determinada cantidad de sueño por noche. Pero también es cierto (como solía decir la abuela de mi marido) que no tiene sentido quejarse sobre las cosas que no podemos cambiar.
Y es cierto —con respecto al sueño o cualquier otra cosa— que cuando nos enfocamos en la falta, se empeora. Nos sentimos más cansados y más privados.
Si esperamos una cierta cantidad de sueño por noche y no la recibimos, agregamos “resentimiento” a la lista.
Y sin embargo, si simplemente aceptamos que a veces (siempre) estaremos cansados, que a veces no dormiremos tanto como quisiéramos, entonces podemos lidiar mejor con eso. No es que se suponía que íbamos a recibir algo y no lo recibimos.
Yo siempre pensé que “dormir como un bebé” era una expresión graciosa. Los bebés se despiertan constantemente. Si queremos describir el sueño profundo y sin interrupciones, debiéramos decir “dormir como un adolescente”. Y debiéramos reconocer que esa es probablemente la única época en nuestra vida en que estuvo disponible para nosotros.
Tenemos que dejarlo ir y seguir adelante. No dormimos mucho, pero dormimos “suficiente”, suficiente por hoy. Y en vez de pensar sobre lo que no recibimos, reenfoquémonos en lo que sí recibimos.
Entre la lista de cosas para estar agradecidos podemos agregar el café, las gaseosas con cafeína y los tapones para los oídos.
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