¿Han visto el grado de complicidad y lealtad que tienen los hombres?
¿Qué tal los comerciales que se han hecho famosos, en donde se muestra a los hombres unidos por una causa (diversión, equipo de trabajo, juerga, sólo por enumerar algunos)?
La solidaridad entre las mujeres no es una virtud, sino una necesidad de supervivencia. Con estas contundentes palabras se expresa Amelia Valcárcel en su libro La política de las mujeres (1997).
Es en esa cultura del pacto en donde tenemos una deuda, por supuesto que estamos acostumbradas a participar en redes de apoyo, como hijas, esposas, madres, hermanas, cuñadas, amigas.
Las redes personales que tradicionalmente hemos tejido han tenido como objeto la ayuda para situaciones personales o grupales de necesidad y cuidado, básicamente cotidianas. Nos apoyamos en épocas de enfermedad, en el cuidado de los hijos e hijas, en las tareas domésticas, en la atención a los ancianos de la familia o incluso en el intercambio de bienes, son conductas muy comunes entre las mujeres de todas las culturas y en todas las civilizaciones.
Sin embargo, no hay constancia de la utilización de estas redes para conseguir un objetivo compartido o comunitario excepto en casos aislados (por ejemplo Retos Femeninos).
Las mujeres nos organizamos más para defender el bienestar de nuestros seres queridos que para nuestro beneficio, y sistemáticamente nos aliamos con compañeros de clase social en las luchas políticas en mucha mayor medida que entre nosotras mismas.
Las redes que están creciendo en la actualidad son para proporcionar apoyos para un mayor empoderamiento social y profesional de las mujeres y para avanzar en las reivindicaciones feministas de igualdad efectiva.
Las nuevas redes que las mujeres estamos potenciando suponen la suma de muchas personas diferentes e incluso desconocidas que se unen por unos objetivos comunes, para constituirse en grupo con metas diseñadas y de acuerdo con unas estrategias concretas para llevarlas a cabo. La dimensión aumenta inmediatamente, y más desde la consolidación de las tecnologías de la información que permiten crear redes globales que involucren a mujeres de muchos países y comunidades diferentes. Las nuevas redes aspiran a influir en el mundo entero.
Las invito a reflexionar sobre este tema.
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