Requerir favores es una cuestión compleja que implica: saber pedir con claridad y poder recibir con gratitud y al mismo tiempo fluir sin culpabilidad.
Los favores son un tema difícil. Tener que pedir ayuda o algún tipo de favor en un mundo donde se sobrevalora la independencia y la libertad es una cuestión delicada. El que pide puede sentirse vulnerable, avergonzado e incómodo,hasta con un poco de temor a ser rechazado o mal interpretado. El que hace el favor se puede sentir poderoso, necesario, y algo indispensable.
Hasta las personas más autosuficientes necesitan ayuda. ¿Qué pasa cuando uno pierde la habilidad de poder hacer lo que necesita ya sea temporal o permanentemente? o Cuando surge una enfermedad que limita… ¿Qué se puede hacer cuando las circunstancias requieren de pedir ayuda?
Hay muchos tipos de favores y hay de favores a favores. Cada favor implica un grado de dificultad distinto el cual influye en el momento de ser pedido. No es lo mismo pedir un aventón a una fiesta, que pedir que cubran el horario de tarde en la oficina, o el necesitar cuidado delicado a raíz de una enfermedad.
Hay favores que se pueden pagar rápidamente, hay otros que solo se pueden agradecer ya que no hay manera de regresar favor, hay favores que ni siquiera se pueden agradecer ya que la persona no tiene la forma, los recursos o la capacidad de hacer algo al respecto.
¿Cómo aprender a pedir favores?
Para pedir un favor y que este no se sienta como una carga o una imposición uno tiene que ser:
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Asertivo - Saber que se pide y como pedirlo, ser conciso y preciso.
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Directo- hablar sin rodeos ni justificaciones.
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Prudente - entender a quien y como se le pide lo que uno ocupa.
También es importante reconocer que hay una serie de factores que pueden ayudar a que las peticiones y los favores se cumplan más fácilmente.
5 Factores que influyen pedir efectivamente los favores
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Presencialidad. pedir los favores directamente tratando de ver directamente a la cara. Cuando se ve a los ojos de la persona que se le pide el favor es 34 veces más persuasiva que haciéndolo por vía escrita. Lo mejor es la presencialidad, o dicho de otra forma, pedir favores cara a cara.
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Ser directo, las personas son más propensas a hacer favores cuando se les pide directo y al grano. Sacar plática y hablar de cosas intrascendentes solo crea incomodidad y hace obvio, falso y penoso.
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Cuidar el lenguaje no verbal. Reconocer las expresiones y movimientos de la persona a la que se le va hacer una petición. Dirigir la mirada directa a los ojos y sonreír, invitan a que la otra parte se muestra generosa y quiera ayudar.
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Elegir el momento. Si la persona que se le pide el favor está estresada, sobresaturada o de mal humor, probablemente será más difícil que acceda a poder ayudar.
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Exponer los motivos. La otra persona debe entender la urgencia y la necesidad de la petición. En un experimento se encontró que el porcentaje de éxito ascendía a casi el 90% cuando el investigador explicaba el motivo para pedir el favor. Mientras que bajaba al 60% de los casos en los que pedía sin dar explicaciones
Pedir ayuda, es un acto de humildad. Acerca a las personas y las hace sentir más generosas, útiles e importantes. Sobre todo les recuerda la propia fragilidad.
A la gente le gusta sentirse útil. Es fácil pedir y dar ayuda cuando uno sabe como y lo hace efectivamente.
La receta
Ingredientes:
Humildad –reconocer que uno necesita de los demás
Honestidad – sinceridad y claridad al pedir el favor
Gratitud – reconocer las buenas acciones y las intenciones generosas
Flexibilidad – disposición para cambiar los planes y adaptarse a las posibilidades de otros.
Buena disposición – pedir sin exigir ni sentirse culpable
Afirmación personal para pedir favores
Puedo pedir ayuda sin tenerme que sentir culpable o de menos. Pedir un favor no me hace inferior solo me recuerda que puedo contar con otras personas y que así como hoy pido ayuda, en otra ocasión yo puedo también ayudar. Pido ayuda con prudencia, humildad y sin rodeos. Agradezco el apoyo y la ayuda que recibo cuando pido ayuda. Soy feliz cuando las personas me responden y me hacen sentir que me pueden ayudar con gusto.
Cómo pedir ayuda y no sentirse incómodo:
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Poder pedir ayuda es un arte que se debe de aprender y desarrollar. Saber pedir ayuda a la persona indicada en un momento apropiado puede cambiar el sentimiento de soledad o de preocupación. Reconocer que se necesita de los demás y fomenta el sentimiento de gratitud.
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Ayudar a quien lo necesita es un privilegio. Poder asistir y mejorar la calidad de vida de los otros es un sentimiento que engrandece al alma y mejora el sentir propio.
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Tener la confianza para pedir ayuda crea lazos de confianza y cariño irremplazables. Cuando se reconoce que necesitamos de los demás, y que los otros también tienen la disposición para ayudar, las relaciones se nutren, se fortalecen, la comunidad se une y todos se benefician
“El mundo se beneficia cuando las personas se ayudan entre si. la persona que le ayudan se siente querido y agradecido, la persona que ayuda se siente útil y bondadoso.”
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