Aún en el éxito y mucho más en las situaciones adversas, llega un momento en la vida del ser humano en que siente la necesidad de examinar en profundidad cómo se siente y de llegar a los lugares más recónditos de su ser. ¿Para qué? En ese afán de encontrarnos con ese equilibrio tan necesario para que podamos enfrentar con eficacia, los desafíos básicos de nuestra existencia. Y fíjense que me estoy refiriendo a los desafíos básicos que hoy en día se tornan muy difíciles para muchos seres humanos.
Y todo viaje, aún este viaje interior, tiene un punto de partida y un punto de llegada y en el trayecto, en ese intermedio entre el punto de partida y el punto de llegada, atravesamos por distintas estaciones que nos van aproximando al destino que elegimos. Y para mejorar nuestra autoestima, uno tiene que recurrir, a sus fuentes naturales. Y esto sirve absolutamente para cualquiera de las situaciones a las que nos podemos ver enfrentados a lo largo de nuestra vida. Tú tienes que determinar cuáles son tus necesidades. Y para determinar las necesidades, es necesario que pongamos en práctica, antes que nada, la auto-aceptación, entendiendo por auto-aceptación el abandono de una actitud de confrontación, de dejar de librar una batalla cotidiana contra nuestra persona. Aceptarnos tal como somos al día de hoy y en este momento es el primer paso para poder promover cambios en nuestra vida. ¿Y por qué? Porque a punto de partida de ese reconocimiento, de aquellas cosas que cada uno siente como imprescindibles para su vida, esas cosas se van a transformar en los agentes de modificaciones que se están gestando en nuestro interior. Aceptar, tienes que tener esto bien claro, no significa estar de acuerdo con todo lo que hacemos y con todo lo que sentimos. Aceptar, es que hemos llegado por un camino o por otro, al día de hoy, de una determinada manera y esa manera es la realidad. Después vendrá el juicio de valor acerca de si aceptamos o no aceptamos eso que hacemos y sentimos.
Yo te diría que es una forma muy práctica de poner en orden tu casa interna, permitiéndote visualizar con mayor claridad, cuáles son los cambios necesarios para que tú puedas empezar a incrementar tu autoestima. Ahora, si aún a pesar de la aceptación de nuestra realidad y de cómo somos, seguimos teniendo dudas acerca de cuáles son las áreas más conflictivas de nuestro diario vivir, una muy buena cosa es escribir esas preguntas fundamentales que todo ser humano se formula respecto a su futuro y que eso puede resultar realmente de gran ayuda para esclarecer en este comienzo de la investigación que estamos haciendo, hacia dónde nos queremos dirigir. En realidad no son demasiadas preguntas. Son siempre las preguntas básicas y fundamentales que cada uno de nosotros puede y debe responder con claridad, con firmeza, con certeza y con seguridad. ¿Qué cosas quiero que me sucedan en la vida? ¿Qué cosas no quiero que me sucedan? Y… esas cosas que quiero que me sucedan… ¿estoy dispuesto a sacrificarme por ellas, estoy dispuesto a enfrentarme a la opinión negativa de los demás, pero no tozudamente porque simplemente se me ocurrió y entonces quiero defender a ultranza ese concepto? No, estoy dispuesto a confrontarme y a enfrentarme porque realmente creo y pienso que ese es el camino que debo recorrer.
Y también puedo preguntarme ¿qué cosas estoy necesitando al día de hoy para sentirme en paz conmigo mismo?
No son preguntas menores estas. Son preguntas de profundo contenido, de profundo contenido espiritual y vivencial, porque son en definitiva el soporte sobre el cual nosotros construimos la rutina de la vida cotidiana.
Y… de poder contestarlas adecuadamente nos van a estar marcando un camino de esperanza que nos permitirá manifestar los mejores aspectos, las aristas más destacadas de nuestra personalidad.
Lo importante en esta área no es solamente encontrar cuáles son los cambios que tenemos que realizar sino también si tenemos hoy la motivación necesaria para llevar a cabo esos cambios.
El encuentro con nuestro equilibrio, el encuentro con nuestra paz interior, el firmar ese tratado de paz interno con nosotros mismos, habitualmente opera como un motivador poderoso a la hora de formalizar un diálogo con nosotros mismos. Es como que una vez que firmamos ese tratado de paz interior nos sentimos liberados de las presiones internas y de las presiones externas y, de ese modo, nos encontramos en la mejor condición para poder planificar, para poder diagramar una estrategia para nuestro presente y nuestro futuro.
Y no debes quedarte solamente en la intención del cambio, porque eso es lo que nos pasa a la mayoría de los seres humanos. Esta intención tiene que estar acompañada de una decisión al respecto y seguida posteriormente del elemento fundamental que es la ACCIÓN, que es realmente la concreción del pensamiento y del sentimiento que estábamos madurando.
Nos vamos danto cuenta que el concepto de AUTOESTIMA no depende de los demás, sino del sentimiento interno que cada uno tiene de sí mismo.
Tengamos la valentía de confiar en nuestras decisiones. Es preferible que tú te equivoques y que puedas desandar tu camino e iniciarlo nuevamente y no vivir pendiente de si los demás te aprueban o no.
El reconocimiento interior, que va a ser la consecuencia de tu esquema de valores y de tu concepción moral y ética, te va a deparar muchas y mayores recompensas que esperar que los demás te aplaudan. No es la fama, no es el éxito, no es el dinero, no es el poder, el que eleva la autoestima. Es un trabajo interno, es un trabajo de crecimiento de adentro hacia afuera.
Dr. Walter Dresel
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