En las relaciones de pareja y familiares, se reproducen patrones. Muchos de éstos tienen que ver directamente con las interacciones de las parejas y las situaciones vividas directamente. Se aprende la forma de solucionar los problemas exitosa o fallidamente, los sistemas de comunicarse, la interpretación de las miradas, las reacciones hacia la adversidad, los códigos de relación, valores, permisos, prohibiciones y mucho más.
Existe una realidad alterna que puede observarse en las parejas y las familias, y que no tiene una explicación aparente. Hay problemas de pareja que nunca pasaron por la experiencia directa de ninguno de las dos partes. Se quieren y no entienden por qué se pelean tanto. Parece que hubiera códigos diferentes para cada uno que son irreconciliables. Quieren vivir juntos y no pueden. Reinan entre ellos los malos entendidos e interpretaciones que no corresponden al nivel de relación; reacciones desproporcionadas que no pueden comprenderse dentro de los límites de su buena convivencia.
Te doy un ejemplo:
Una pareja que se ama, por 13 años no podía quedar de acuerdo sobre cuestiones de dinero. Ella tenía que guardar dinero siempre y el tenía que gastarlo en gozar con su familia siempre y no guardar nada. Habían pasado ya por muchos terapeutas sin éxito porque deseaban poder llegar a poder negociar el tema. llegaban a acuerdos que ninguno de los dos podía después cumplir. había una fuerza más grande que les hacía regresar al mismo punto. Deseaban seguir viviendo juntos pero el tema estaba rebasando su paciencia.
Con el enfoque de la Psicología Transgeneracional del IET (Instituto de Estudios Transgeneracionales) descubrí la clave del problema. En la familia de ella, una de las abuela vivió con la familia una inundación donde perdieron todo. La abuela había ahorrado dinero y había guardado comida en un granero. Eso salvó a la familia completa porque tuvieron como volver a empezar.
En el caso de él, a los 3 años había estado presente cuando su padre se desplomó con un paro cardiaco al que no sobrevivió.
Ambos vivían de acuerdo a los códigos familiares inconscientes. El código de ella era "Para sobrevivir hay que guardar". Para él, el código era "Hay que gozar porque no hay mañana".
Se amaban pero no había descubierto la dinámica profunda. Pudieron negociar a partir de descubrir la esencia de su desacuerdo, que estaba lejos del dinero pero se expresaba a través de éste,
Aunque les significó un desacuerdo continuo, resolverlo les ayudó a ambos a poder tomar decisiones bajo su propia fórmula.
Cuando los problemas parecen incomprensible, repetitivos, incontrolables, ilógicos, indiscutibles y se hacen graves por las consecuencias que traen consigo, deteriorando la convivencia, pueden tratar de transformarlos en oportunidad de crecimiento haciendo una lectura profunda a través de las Constelaciones Psico-históricas de la herencia entre las generaciones.
Twitter Raquel Schlosser
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Extracto del libro: Schlosser,Raquel. Psicología Transgeneracional® Desde lo profundo del espejo familiar. En proceso de publicación
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