COMENZÓ EL AÑO... ¿Y?

 

Casi sin darnos cuenta, como suele ocurrir, se esfumó diciembre con sus festejos y días de asueto, y de la noche a la mañana tenemos un nuevo año entre las manos. Claro está, como siempre sucede en estas fechas, renace la esperanza de que logremos estar mejor; nos sentimos seducidos por la idea de progresar en todos los sentidos y, para ello, comenzamos por formular buenos propósitos.

En mi caso, así lo haré, si bien me he de referir en especial a una serie de anhelos que tengo respecto a las mujeres de mi país.

En primer lugar quiero referirme a las protestas más que justificadas de varias de mis amigas y conocidas porque por primera vez no pudieron cobrar su pensión el primer día de enero, como había ocurrido en años anteriores desde hace largo tiempo. Las autoridades tanto del IMSS como del ISSSTE argumentaron que el día primero cayó en viernes y se atravesó el fin de semana, por lo cual apenas el lunes 4 se comenzaron a hacer los pagos. Sin embargo, me pregunto: ¿cómo es posible que quienes gobiernan nuestras instituciones determinen caprichosamente que pueden entregar las pensiones, de las que viven millones de personas, después de la fecha obligada, cuando incluso la propia ley señala que cuando se presentan días festivos ese pago tan justo y bien ganado se hará antes? Aun así, fue apenas el lunes pasado cuando se cubrieron los pagos para millones de pensionados, lo cual es injusto e ilegal. Además, el hecho resulta indignante cuando bien sabemos que la clase política goza de todo tipo de prebendas, jugosas prestaciones y aguinaldos millonarios, los cuales recibieron con toda anticipación durante diciembre. Por eso, mi primer deseo de 2016 es que levantemos una protesta para que esto no vuelva a ocurrir y evidenciamos a quienes injustificadamente tomaron una decisión tan abusiva y arbitraria.

Otro de mis anhelos es que disminuya la violencia en general y, en especial, la violencia contra las mujeres en todos los planos. El año comenzó, tristemente, con el artero asesinato de Gisela Mota Ocampo, la muy joven presidenta municipal de Temixco, Morelos, que acababa de tomar posesión un día antes. Un crimen que indigna preocupa y que deberá ser esclarecido hasta sus últimas consecuencias. Desde luego, incluyo en este rubro a la violencia intrafamiliar tan generalizada en nuestros días, así como a los actos discriminatorios de tipo laboral y social.

Qué decir del tema esencial de la salud, cuando nos enteramos año con año de que ciertas enfermedades propias de la mujer no solamente no han podido frenarse, sino que cobran cada vez más vidas, como ocurre con el cáncer de mama. Esto me lleva a desear que tanto las instituciones como los científicos y los laboratorios médicos se afanen durante este y año se refuerce la prevención de éste y otros padecimientos. Y ojalá –nunca dejaremos de desearlo– se logren descubrir medicamentos eficaces para prevenir este terrible mal y, claro está, para curarlo.

Un deseo que siempre evoco es que las mujeres tengamos iguales oportunidades y espacios propicios, incluidos altos puestos directivos en los sectores público, privado o social. Queremos más presidentas, rectoras, funcionarias, diputadas y senadoras y, en general, más mujeres al frente de las instituciones nacionales e internacionales. Y no me refiero a que seamos merecedoras de esos cargos por el hecho de ser mujeres, sino a que los obtengamos a partir de oportunidades equitativas, con base en la convicción de que nuestro su talento, experiencia y conocimientos están a la par de los del sexo masculino.

No puedo dejar de mencionar una aspiración que socialmente posponemos cada año: que termine la abierta explotación de las trabajadoras domésticas con horarios esclavizantes y pagos bajísimos, lo que se suma al generalizado maltrato humano de que son víctimas. En este 2016 tienen que producirse cambios sustanciales en ese sentido.

Otro tema muy preocupante para mí, y que muchas mujeres compartimos, es la necesidad de que en nuestro país haya una buena educación sexual desde la niñez, que deberá intensificarse en ciudades y poblados, por más apartados que estén. Sabemos que anualmente se incrementa el número de niñas embarazadas, con las tristes y lógicas consecuencias para la vida de esas menores y de sus hijos, drama al que se suma el elevado índice de mortalidad de muchas de ellas en el parto mismo.

A la vez, me inquieta mucho que progresivamente se haya menguado la comunicación humana para dar paso a tecnologías que nos abruman y aíslan. Deberíamos, entonces, proponernos activar el diálogo, el intercambio directo en la vida cotidiana para reencontrarnos de manera fraternal, entrañable y lúcida, y así dar una dimensión más genuina a nuestra condición humana, tan maravillosa como excepcional en el universo del que formamos parte.

Y no quiero dejar fuera los buenos propósitos a favor del medio ambiente, que se deteriora día a día y puede llegar a amenazar nuestra sobrevivencia y, sobre todo, la de las nuevas generaciones.

¿Qué puedo decirles? Tengo otros muchos deseos, de todo tipo, tamaño y color. Incluso, de cosas cotidianas, que son las que, en realidad, van construyendo los grandes cambios. Por ejemplo, propongo pensar que no hay problema si nos asomamos de vez en cuando a ver una telenovela o algún otro programa frívolo de televisión, siempre y cuando, a cambio, multipliquemos nuestras horas destinadas a la lectura de libros. Y ojalá sumemos también un buen tiempo destinado al ejercicio o a la práctica de algún deporte. De más está decir que lo recomendable es también procurar ver buen teatro y buen cine, asistir a exposiciones o a conciertos musicales de calidad. En síntesis, ampliar nuestra cultura echando mano de las muchas opciones disfrutables que tenemos a nuestro alcance.

Pero, sobre todo, deseo que seamos siempre solidarias y comprometidas con el mejoramiento del país mediante una presencia activa y exigente respecto a nuestros gobernantes, a quienes debemos pedirles honestidad, trabajo y capacidad. Y estas demandas debemos extenderlas, por supuesto, a nosotras mismas y a nuestra familia, como una elevadísima prioridad para contribuir con nuestro granito de arena a que el mundo sea mejor.

Les deseo, en síntesis, lectoras y lectores, un responsable, pleno y feliz año 2016.

 

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