La Norma Oficial Mexicana para la prevención, tratamiento y control de las dislipidemias, señala que en nuestro país en las últimas décadas las enfermedades del corazón van en un constante incremento, llegando a ser la primera causa de muerte y las enfermedades cerebrovasculares ocupan el sexto lugar dentro de la mortalidad general.
De estas dislipidemias la hipercolesterolemia suele ser la más frecuente de nuestra población, enfermedad silenciosa y asintomática (sin síntomas), por lo general la persona no sabe que presenta hipercolesterolemia en el que el Colesterol Total y LDL (Colesterol Malo) están elevados, el HDL (Colesterol bueno) baja por uno o varios factores de riesgo como son:
Alimentación inadecuada, diabetes, obesidad, hipotiroidismo, alcoholismo, síndrome de resistencia a la insulina, insuficiencia renal, ingesta elevada de azúcares refinadas, así como al uso de beta-bloqueadores, diuréticos, corticosteroides anabólicos. También los procedimientos de diálisis y hemodiálisis, pueden actuar como causa desencadenante de estas dislipidemias, otros a considerar son el tabaquismo, el ejercicio anaeróbico y el uso de progestágenos y/o andrógenos, puede presentar una disminución sérica de C-HDL, lo cual implica un factor de riesgo cardiovascular.
Cuando existe predisposición genética a uno o más de los factores de riesgo antes mencionados, se recomienda un constante monitoreo a partir de los 20 años, realizar exámenes de laboratorio de perfil lipídico en el que se midan los siguientes parámetros: Triglicéridos, Colesterol Total, HDL colesterol, LDL colesterol, Índice de Colesterol total/HDL y VLDL colesterol calculado, el médico o especialista podrá en base a sus resultados establecer si existe o no un tipo riesgo para tener una enfermedad cardíaca.
La elección de llevar una vida sana previniendo este tipo de enfermedades o con calidad de bien estar en caso de predisposición genética, depende única y exclusivamente del individuo, muchas de estas dislipidemias se pueden corregir al optar por realizar cambios en el estilo de vida, siendo consientes al seleccionar y elegir el tipo de lípidos y grasas que ingerimos, re-aprender a llevar una alimentación equilibrada o balanceada, hacer ejercicio y controlar el estrés.
Ángeles Carpinteiro.
Gracias.
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