Hacer equipo con amigos es fácil, pero ¿cómo trabajar con quien no estás de acuerdo, no te agrada o no confías? Es algo qué sucede a menudo, se ha estudiado y escrito sobre el tema.
La colaboración es esencial en todo lugar de trabajo hoy en día, pero es posible que tengas que hacerlo con personas a las que no les agradas, o bien que no te agradan; con las cuales no compartes ideas o estrategias.
Adam Kahane, ha ayudado durante 25 años a grupos de todo el mundo a negociar diferencias aparentemente irreconciliables, para que puedan trabajar juntos y lograr sus objetivos, e incluso hacer las paces.
He aquí algunas ideas que pueden ayudarte si te encuentras en esta situación o conoces a alguien que lo está:
- La colaboración no ocurre únicamente entre personas que comparten ideas y objetivos
- Para lograr que las cosas se hagan, debes ser capaz de trabajar de manera colaborativa con tus rivales o enemigos.
- En ocasiones, debes adaptarte a las circunstancias en las que no puedes influir.
- La colaboración “ajustable” hace posible que las personas avancen aún si carecen de control sobre el resultado. Esto ayuda a que te pongas de acuerdo con tus rivales.
- La colaboración requiere experimentación, probar, y esta no puede funcionar a menos que escuches las ideas de tus oponentes.
- No trates de cambiar a otras personas; mejor, trata de cambiar tu.
La colaboración depende de la comunicación efectiva, la cual requiere encontrar una manera imaginativa de tener una conversación y escuchar a otras personas, incluso si su relación con ellas es tensa. Las personas que tienen éxito en la colaboración son aquellos que se concentran en lograr tratos satisfactorios con las personas que les disgustan; se apartan de la idea de que todos deben estar de acuerdo respecto al problema, la solución y el plan. Más bien, se centran en alcanzar los objetivos.
Tres son los pasos:
- Adoptar el conflicto y la conexión entre quienes tienen que solucionarlo.
- Si todos desean el mismo objetivo, deben concentrarse en seguir el camino correcto.
- Entrar al juego, como ya lo mencionamos, no trates de cambiar a los demás, sino cambia tu y comprométete en la acción que conviene más a todos.
Colaborar con otros, especialmente otros que no estén de acuerdo con nosotros, a los que nos les agradamos o no confían en nosotros, requiere que nos unamos a ellos, hombro a hombro, como iguales. Como bien se dice: no podemos cambiar las reglas del juego, así que debemos jugar lo mejor que podamos.
Te invito a que apliques estas ideas en tu trabajo, empresa o familia, para que lo importante sea el objetivo común a todos y no la necesidad individual de demostrar poder o razón. Recuerda, debemos colaborar, no solo con compañeros y amigos, sino también con oponentes y enemigos.
LUCIA LEGORRETA DE CERVANTES. Presidenta Nacional de CEFIM, Centro de Estudios y Formación Integral de la Mujer.
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