Cuando una mujer se atiende, empieza a darse cuenta de sus necesidades, hasta se vuelve flexible, práctica con todo, porque le quita la “mira” a lo de afuera y los de afuera pensando en ella, no es tu asunto ser la armonía de los demás, sino sentirte bien contigo, ser armonía contigo con tu cuerpo, no somos unas estrellas de cine en donde la cámara nos sigue todo el tiempo, porque ese foco, o enfoque de ti, te lo das tu…nadie más.
Inclusive lo que puedan pensar otros, es nuevamente lo que tú piensas de ti, nada ocurre sin nuestra autorización, nadie puede manejar a tu persona, ni influir si tú no aceptas de antemano, ya sea cediendo el poder de que otros te controlen o aceptando que no tienes control sobre ti y tus reacciones.
La impulsivad es un reflejo de autodefensa, de creer que tengo que hacer algo sino me va a pasar algo o hasta se van a burlar de mí, pero no estás pensando, actuando a darte cuenta desde donde reaccionas por ejemplo, los mejores estímulos de respuesta ante mis propios ataques es no contestar hasta que no me haya calmado conmigo misma.
Hasta que me dé cuenta que es lo que quiero, o no me dieron y esperaba.
Y siempre lo puedes pedir o negociar…todo mundo negocia contigo menos tú, empezando por ti misma…
Si te cargas la mano tratando de ser lo que idealizas (en base a que o a quién) hasta de ti misma, date una prórroga de no ser nada ni nadie hasta que no seas clara con lo que quieres, inclusive de ti…
Es tiempo de moverlo todo, y pensar en ti primero…
Y se siente tan bien…
¡Bendiciones!
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