Probablemente has escuchado hablar del empowerment como una estrategia que promueve la toma de decisiones, el trabajo en equipo y la motivación en las organizaciones. Es una herramienta organizacional que surgió en la década de los 70 como una alternativa para involucrar a todo el personal en la toma de decisiones, promover su compromiso con el trabajo y generar lealtad organizacional.
Ken Blanchard (1996) habla de los grandes beneficios que trae consigo el empoderamiento, que no consiste en volver poderosas a las personas, sino en facultarlas para que reconozcan el poder que cada una tiene dentro de sí y dirigirlo hacia la satisfacción personal y al logro de las metas organizacionales.
¿Cómo aplicar las tres claves del empowerment en casa?
Blanchard propone tres claves para una aplicación eficaz:
1ra, compartir información. Tal vez te has disgustado porque en la organización donde trabajas pretenden que tengas conciencia acerca de ciertos asuntos, como la necesidad de abatir costos, de ser altamente eficiente, de ser proactivo; pero mucha de la información que respalda esta postura es de carácter confidencial y, por lo tanto, tú no sabes lo que está sucediendo, menos aún lo que debes hacer para contribuir con la solución del problema. Pues eso mismo ocurre en casa, por ejemplo, el padre o la madre se quedan sin trabajo pero no quieren angustiar a los hijos y fingen que todo sigue igual; aunque se siente decepcionado porque no siente apoyo por parte de éstos. ¿Cómo comprenderán lo que pasa si nadie se los dice? Quien tiene la información asume la responsabilidad, por ello es importante acabar con el “top secret” y compartir con todos los miembros de la familia, tanto lo bueno, como lo malo.
2da, sustituir las metas individuales por metas de equipo. Formar equipos no es reunir un día a cinco o seis personas, solicitar que se pongan de acuerdo para que trabajen juntas y en armonía. Formar equipos implica la identificación de talentos, la combinación de destrezas, la integración de caracteres y experiencias y la aplicación de técnicas para consolidar el respeto a los roles y el compromiso hacia la tarea. Hay empresas que intentan trabajar en equipo, pero cuando se trata de reconocer los logros, sigue siendo un proceso individual: sólo uno es el “empleado del mes”, sólo uno se lleva el “bono de productividad”, sólo uno recibe el ascenso…Mientras esto se siga manejando así, será difícil pensar en la existencia de un equipo. En casa se suele “cargar la mano” a uno de los hijos y responsabilizarlo de los fracasos o fallas de toda la familia. Si queremos que la familia sea realmente un equipo, se deben descubrir las aptitudes y habilidades de cada miembro, asignar de manera equitativa las obligaciones, considerando el rol y edad de cada uno; premiar o reconocer los logros colectivos y destinar un tiempo a la integración y el desarrollo de una visión solidaria para el alcance de metas comunes.
3ra, promover la toma de decisiones con fronteras. En el trabajo esto implica que cada persona se sienta dueño y creador del valor agregado en su puesto, que perciba que tiene la libertad de manejar sus funciones con un toque personal, tomando diariamente decisiones que competen a su cargo, sin invadir la zona de decisión de otros. En casa hay que promover la toma de decisiones de la misma manera, por ejemplo, un niño pequeño no puede decidir a qué hora debe ir a dormir, pero sí podría participar en la elección de su ropa, en el arreglo o decoración de su espacio, en la música que escucha y en los cuentos que lee; porque, antes de darle esa libertad, se trabajó en el desarrollo de su pensamiento crítico y de su autoconfianza para creer en sí mismo y en su criterio. Nadie debe decidir cuando no se le ha dicho cómo hacerlo, pero tampoco se hará experto, si no practica diariamente.
El empowerment es un proceso gradual, flexible y estimulante que contribuye a hacer frente a las consecuencias de nuestros actos, que si bien, ha nacido pensando en las organizaciones, aplica perfectamente a la familia porque también es una organización en la que todos desean ser tomados en cuenta y sentirse partícipes de lo que se decida.
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