El conflicto es algo natural; forma parte del proceso de aprendizaje del ser humano y nos ayuda a madurar y a tomar decisiones. Lo que en ocasiones ocurre, es que creemos que sólo hay una forma de encontrar soluciones a los problemas y es la que siempre empleamos, pero no con muy buenos resultados.
Lo primero que me gustaría preguntarte es ¿con quién tienes el conflicto?, porque es posible que estés seguro de que atraes los conflictos con una persona y con otra, o en todo tipo de situaciones y ambientes. En tal caso, ¿no será que el conflicto lo tienes contigo mismo?
El conflicto intrapersonal causa enojo, frustración e impotencia. Te sientes continuamente atacado, incomprendido, ignorado…sin embargo, es probable que todos esos sentimientos se hayan originado en tu interior y estés atrayendo exactamente eso a tu vida. ¿Por qué estás enojado contigo? ¿Qué es lo que no logras arreglar? ¿Por qué no te aceptas tal cual eres? El conflicto intrapersonal irremediablemente atrae conflictos interpersonales.
El conflicto interpersonal nace por múltiples razones: por ideologías distintas, por no querer aceptar una orden, por no ser obedecido, porque el otro tomó algo que es tuyo, porque actuó de cierta manera que te molestó, entre otras razones. Detectar el motivo es esencial para saber si vale la pena entrar en el proceso de resolución, o no. Hay cosas que no puedes controlar en los demás, por lo tanto, enojarte y reclamar está de más porque esa persona no va a cambiar.
Si son asuntos que incumben a ambos y el conflicto lleva la intención de mejorar la relación, de mantener la armonía, entonces se trata de un conflicto funcional que vale la pena resolver, sólo que habrá que decidir la mejor forma de hacerlo, ya que no todas son asertivas.
La imposición de autoridad, por ejemplo, funciona en el corto plazo y suele ser muy efectiva: “¡porque soy tu madre!” solemos decir…pero si no va acompañada de respeto, esa imposición sólo produce ira en el otro y un nivel de rencor, que tarde o temprano saldrá a la luz. Eso sucede en muchas empresas con jefes impositivos y autoritarios, que lo último que tienen es el respeto y estima de los demás. Los subordinados estarán felices de boicotear el trabajo de quien los humilla constantemente, así que el método no es muy recomendable.
La dotación de recursos es el nombre de otro método de resolución que debería ser adoptado cuando el recurso es realmente necesario. Imagina a dos empleados que deben compartir la computadora; suena a una locura si ambos la requieren para realizar su trabajo. Habrá conflicto por el uso de este dispositivo, hasta que a cada uno se le otorgue el propio. Ahora imagina a un hijo que está insistiendo en tener un automóvil a los quince años y el padre o la madre terminan por comprárselo para “resolver el problema”. En este ejemplo, la dotación de recursos es una conducta errática considerando que pueden estar generando consecuencias graves con esa toma de decisión.
La evasión es, aparentemente, otra forma en que podrías resolver tus conflictos, y entonces dirás “aquí no pasa nada” o tal vez, “para que reclamo si lo más probable es que no consiga nada”. Así, se te va la vida sin querer analizar lo que ocurre a tu alrededor y haces creer a los demás que no estás molesto por lo ocurrido y que eres tan paciente, que aguantas todo. Un día harás erupción como un volcán y resultarás irreconocible ante los ojos de los demás, o bien, te guardarás todo eso en el cuerpo produciendo una serie de enfermedades como consecuencia de la negación de tus emociones.
La confrontación es una excelente alternativa cuando hay madurez en las dos partes y cuando hacen prevalecer la cordialidad y el diálogo. Si no es así, las cosas terminarán peor que cuando empezaron.
La negociación es uno de los métodos de resolución de conflictos más recomendables cuando se tiene creatividad, apertura, escucha activa y la intención genuina de “ganar-ganar”.
¿Cuál es tu método preferido?
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