¿Recuerdas qué estabas haciendo a las 2 de la madrugada del sábado 24 de octubre? Estoy casi segura de que estabas durmiendo. Mientras tu dormías, un grupo de niñas, cuya fe va más allá que su abandono o su orfandad, que viven en un internado, estaban orando. Mientras ellas oraban, yo estaba concentrada en seguir adelante aún sin ver nada, nadando en algún lugar del Oceáno Pacífico, en la Bahía de Banderas, entre Cabo Punta de Mita y el Cabo Chimo.
¡Parecería un locura, pero no lo es! Tampoco es una pesadilla, o un mal sueño. A las dos de la madrugada del 24 de octubre, yo llevaba 7 horas nadando, para poder hacer el primer cruce a nado de la Bahía de Banderas, poco más de 32 kilómetros, entre Nayarit y Jalisco. Había comenzado la tarde del viernes 23 de octubre alrededor de las 18:30 horas, en el Cabo Punta de Mita, con un atardecer hermoso, sabiendo que pronto se haría de noche y que me esperarían muchas horas de nado nocturno hasta llegar a Chimo. Durante todo el nado iría acompañada por una pequeña embarcación que me serviría de guía hasta llegar a tierra y desde donde dos queridas amigas, Gela Limonchi y Verónica Rocha, me acompañaban en esta travesía.
Al caer la noche, mi mente se aceleró y comenzaron pensamientos de angustia e incertidumbre, sin embargo, al paso de unos 45 minutos, empecé a setirme cómoda nadando en la oscuridad; aún y cuando no veía nada, ni siquiera mis brazos bajo el agua, y tampoco el punto al que me dirigía nadando, tenía muy claro mi objetivo, nadar hasta Chimo, para convertirme en la primera persona en el mundo en nadar esta ruta.
Mientras seguía nadadno, en algún momento me invadió el miedo, esa sensación que paraliza, no te deja ver claro y además te ahoga. ¡Estaba tan oscuro que apenas veía la silueta de la embarcación! Mi respiración empezó a agitarse y comencé a sentir impotencia de seguir nadando…tenía que tranquilizarme para seguir adelante, de otra forma, mi nado terminaría por miedo y temor. Comencé a respirar profundo tratando de no tragar agua mientras lo hacía, y a los pocos minutos, recordé que las niñas del internado estaban orando para que mi nado lo pudiera hacer en paz. Al recordar esto, comencé a escuchar a delfines que se acercaban. No los veía, solamente la silueta que provocaba su nado por debajo de mí y escuchaba su ruidito especial que hacen para comunicarse entre ellos. Me alegró saber que tenía compañía en el agua, ¡delfines cuidándome para poder concluir mi nado!
Seguí nadando casi tres horas más, acompañada de los delfines que me seguían y me protegían y de las oraciones de las niñas del internado Corazón de Niña. Concluí el cruce “Bahía de Bandera- Corazón de Mar” en 9 horas con 14 minutos. Nueva ruta de nado inagurada para muchos nadadores tanto mexicanos como de otras partes del mundo, para que conozcan la belleza de este mágico mar.
Este nado, el cruce “Bahía de Banderas-Corazón de Mar”, que realicé en medio de un año complicado por el COVID-19, queda como una muestra de perseverancia y determinación y como un reconocimiento para todos los médicos, enfermeras, camilleros, perosonal de dietas y demás, que cada día se ponen en la brecha por cada uno de nosotros, a ellos mi agradecimiento y reconocimiento.
La Asociación Mundial de Nadadores de Aguas Abiertas (WOWSA, por sus siglas en inglés), me nominó como candidata a ser Mujer del Año de las Aguas Abiertas por el cruce Bahía de Banderas-Corazón de Mar. Tu voto en este link me ayuda a seguir dando brazadas en beneficio de muchas personas.
https://openwaterswimming.com/contestants/mariel-hawley-davila/
Desde hace 20 años, he nadado en diferentes mares de nuestro planeta. En 2019 terminé el reto Oceans Seven o Siete Mares, que consiste en nadar 7 nados de larga distancia alrededor del mundo. Me convertí en la persona número 15 en concluir este reto, que me tomó 8 años de mi vida. Al finalizar este proyecto, decidí que mi siguientes nados los haría en México, para abrir nuevas rutas de nado y así lo hice: en octubre del 2019, inaguré la ruta “Acuarium “ de San José del Cabo a Cabo San Lucas de 32 kms. En 2020, inaguré la ruta “Bahía de Banderas-Corazón de Mar”.
También, desde que inicié mi carrera como nadadora de aguas abiertas, decidí que todos mis nados tendrían una causa y por tanto, he nadado para cirugías para niños con labio y paladar hendido, niños con cáncer, mujeres en la cárcel, entre otras. En 2020, durante el inicio del confinamiento, aún y cuando se canceló un poryecto de nado el Cruce Río de la Plata, apoyé a personal de enfermería de algunos hospitales COVID de CDMX, donando material de protección y despensas.
El nado de Bahía de Banderas tuvo como causa, apoyar al internado de Puerto Vallarta llamado “Corazón de Niña”, que alberga a niñas, niños y jóvenes huérfanos y abandonados.
Gracias a ti por llerme y por acompañarme en esta travesía llamada vida.
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