Por Angelina Sánchez-Vilchis
¿Se han percatado de su persona reflejada en un aparador cualquiera?… ¿Se han visto?… ¿Te has detenido a verte, a mirarte a sentirte en el reflejo, en tu reflejo… en tu esencia?
Bueno, pues les cuento que yo ayer me vi reflejada en un aparador de un centro comercial, sí, lo más curioso es que estaba recibiendo una llamada de una persona que me había dejado plantada para una cita de trabajo, eso; entonces yo estaba caminando sin rumbo fijo escuchando a la persona que estaba al teléfono… De pronto me vi caminando frente a un vidrio inmenso que reflejaba mi persona, me estaba observando como hacía mucho no lo hacía, no porque no me guste verme en el espejo, es más he de confesar que me encanta y me gustaba mucho verme en el espejo desde pequeña, desde niña el espejo ha sido uno de mis mejores amigos y consejeros, no es que sea narcisista, es que aprendí a gustarme desde niña… pero por ahí no va la cosa, lo que les quiero comentar es que, yo estaba una vez más frente a un gran aparador, admirando, sí en serio “ admirando” mi persona, iba de frente como en una pasarela, no había nadie a mi alrededor, bueno, unas cuantas personas haciendo el aseo del lugar, y en eso descubrí que mi silueta, mi yo en forma transparente, como un fantasma, -ya sabes porque no es un espejo, es un vidrio, y por lo mismo sólo te ves pero en transparente-, mi yo una vez más como hacía mucho no me veía… Ahí me di cuenta otra vez de mí misma, me vi, me acordé de que valgo muchísimo, de que soy un ser especial… Me vi, me observé de arriba hacia abajo, me dije que: ¿cómo me había plantado esta persona –era para un trabajo-? Cuando cualquier director de cualquier empresa me querría a mí para formar parte de su equipo, de que yo aporte mis ideas como profesionista en esa gran compañía y este hombre de ayer, me había plantado el muy…
Y bueno, es que a veces uno se olvida de uno mismo ¿o no? Te olvidas de la persona que eres, de lo mucho que uno vale… con el ajetreo de la vida diaria, de los quehaceres domésticos, del Súper o del mismo trabajo; la ciudad, el estrés, la economía, los segundos pisos, la contaminación, el internet, los gobernantes, la familia, pues todo eso hace que uno se olvide de uno mismo –bueno, habrá quien no- y pues las cosas ya no son como antes ya no hay tiempo para pensar en una misma… Es precisamente ahí, donde al encontrarme con mi silueta, caminando hacia el frente, me vi, me redescubrí, me sentí yo misma, y cuan desperdiciada estoy, saben porqué desperdiciada, porque en realidad tengo muchas metas que lograr y a veces he tenido que postergarlas, -por mil cosas que se van presentando en la vida-, ¿a ustedes no les ha pasado lo mismo?, entonces me dije… Me acaban de plantar en una cita de trabajo, cuando tengo tantas cosas que aportar con mi chamba a muchas personas, tengo tanto que dar, tengo tanto que hacer, que a veces no nos merecemos que la gente nos insulte, nos plante, nos traicione, nos ignore, nos moleste, humille, o lo que sea, y es que, la vivencia de ayer me llevó sin querer a todos estos pensamientos, que de cierta forma lo encierran todo.
Me refiero a que a veces estamos tan sumergidos en nuestras rutinas, que nos olvidamos de nosotros mismos y por eso, no hay tiempo que perder… Hay que hacernos notar, sí eso, hacernos notar, que la gente sepa que valemos mucho, que existimos, que cada uno de nosotros tiene una misión y algo que aportar en la vida…
Todos somos dignos de admiración, todos podemos admirar nuestra silueta reflejada en un aparador y vivir la analogía de andar sobre una pasarela y sentir que somos “la figura principal” de nuestras vidas, no nos olvidemos de nosotros, de repente hay que voltearnos a ver al espejo, al aparador, a nuestro ser interno y saber un poco más de nosotros, de cómo podemos hacer para lograr nuestras metas, como les digo… de aportar, de dejar algo. Una vez Elena Poniatowska me dijo que ella nunca había pensado que sus escritos le servirían a alguien, y yo no le creí, eso no puede ser. Yo creo que cuando haces algo, como una aportación de ti a la vida, estás dando a los demás y lo haces para algo, no puedes hacer algo para nada… Creo que debemos pensar un poco en arreglar nuestra vida o cómo podemos ser mejores personas.
Te recomiendo verte en un aparador… Es un ejercicio muy divertido, y puede llegar a ser tan chistoso, como emocionante y hasta una que otra lagrimita hacerte derramar, pero en verdad hazlo de vez en cuando. Háganlo todos, vivirán una experiencia realmente importante…
Gracias a ustedes y a sus comentarios he logrado descubrir mucha más de mi esencia. Gracias, los quiero mucho…
Comentarios
Angely...
La imagen de nosotros mismos ante el reflejo, da la pauta para vernos detràs del cristal.
Excelente actividad y reflexiòn nos compartes.
Gracias.