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ATAQUES DE NOSTALGIA

A veces llega el pasado y una nostalgia infinita

parece empapar el cuerpo,  el alma, la vida misma.

Y se avivan las heridas que creímos olvidadas

y el presente se oscurece, hasta robarnos la calma.

Añoramos lo perdido con un dolor que desgarra

y lo que pudo haber sido y ya no será, nos daña.

¡Qué absurda melancolía que no nos deja mirar

que fue por sobrevivencia que mudamos de lugar!

Que si el sueño que tuvimos no se pudo realizar

no debiéramos llorarlo en un duelo sin final.

Pero nos pesa la pérdida de lo que fue un ideal

consideramos fracaso no poder perseverar.

Cuando estos momentos llegan, es menester reaccionar

anteponer el presente, la libertad valorar.

Recordar que ser congruentes, era un asunto vital

que no sentirnos amados y que no poder amar

nos estaba destruyendo y había que proceder

a una cirugía mayor … o asumir que perecer

era la única alternativa, con tal de “nada perder”.

El miedo y la cobardía, se pudieron imponer

y con ellos resignarnos a renunciar a la Vida

a ser quien somos a cambio de seguridad ficticia.

Pero se impuso la Vida, la vital necesidad

de ser libres y capaces, de ser amados y amar.

Y corrimos cada riesgo y afrontamos la verdad

por eso resulta absurdo, aquel pasado extrañar.

¿Qué perdimos a fin de cuentas? ¿Un sueño de juventud?

¿La aprobación que teníamos? ¿Una fantasía de tul?

que consistía en “pertenecer” a costa de sostener

un engaño, una farsa, un teatro… ¿A honras de qué…?

No debemos engañarnos, culparnos, ni permitir

que el pasado nos arruine el presente, el porvenir.

Para que esto no suceda, hay que aceptar y enfrentar

que fue infierno, pesadilla, angustia y oscuridad

a pesar de los momentos que hubo de felicidad

- ciertamente que los hubo - pero lo otro pesó más.

Los ataques de nostalgia  se pudieran evitar

cinco antídotos existen que debemos aplicar:

El presente luminoso, el don de la libertad

la búsqueda del Amor, de la pasión y la paz.

Cuando el nivel de conciencia elevamos al respecto

el pasado no hace ruido, el presente es lo perfecto.

No  te permitas sufrir, por lo que ya no será

bendice lo que ahora tienes y aquello que llegará.