AQUÍ LAS MUJERES NO EXISTEN

En el evento del pasado lunes, la Consejera del IFE María Marván, nos compartió la historia de Eufrosina, que nos conmovió al máximo, ya que su lucha representa avances y beneficios para millones de mujeres marginadas en México. Presentó el "trailer" del maravilloso documental que hizo el IFE "LAS SUFRAGISTAS" para compartirlo con las asistentes al DIM 2012. Encontré esta nota del 2007 sobre Eufrosina y para adentrarlas en el tema, la publico.

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Daniel Blancas Madrigal - CRONICA 2007-12-26

-Aquí las mujeres no existen —dijo con sarcasmo Saúl Cruz Vázquez, edil del municipio oaxaqueño de Santa María Quiegolani cuando ordenó destruir las boletas electorales en apoyo a Eufrosina Cruz Mendoza, una mujer que, pese a las burlas y amenazas, había decidido inscribirse en la contienda por la renovación del cargo. —No valen nada— remarcó Eloy Mendoza Martínez, quien a la postre y sin rivales, se convirtió en el presidente municipal electo. Si en principio se toleró la participación de Eufrosina en el proceso fue porque las autoridades en turno y el aspirante Eloy —arropado por la familia en el poder— estaban convencidos de que nadie en el pueblo se atrevería a atentar contra las tradiciones y a confiar en una mujer. Pero en plena asamblea electoral sorprendió su arraigo y credibilidad, principalmente entre el sector femenino, cansado ya de la invisibilidad. Seguro de la derrota de su candidato, Cruz Vázquez decidió anular los votos a favor de Eufrosina, “porque las mujeres fueron creadas para atender a los hombres, para cocinar y cuidar a los hijos, pero no para gobernar”. Ella reclamó su derecho a la igualdad y, aunque tenues, a su voz de protesta se unieron las de otras mujeres y algunos hombres, a quienes después se tacharía de locos, borrachos y homosexuales. “Ustedes no saben de política, además tampoco podemos aceptar una profesionista, va contra nuestra historia y cultura”, recriminó el gobernante. Y si el enojo se silenció fue sólo por la intimidación: primero se asustó a los alborotados con la idea de que ya no llegarían más apoyos sociales por parte del estado y la federación, luego se optó por las amenazas de muerte, que arreciaron tras el anuncio de Eufrosina de recurrir al Congreso de Oaxaca y a entidades federales defensoras de derechos humanos y asuntos electorales. “Vamos a callarte con balas”, le advirtieron. Pese a todo, Eloy Mendoza fue designado como reemplazo en el gobierno… “Nada podemos hacer, porque no es posible comprobar sus dichos”, le dijeron los diputados oaxaqueños y ella terminó en llanto… “No lloraba por el cargo o por ansías de poder, sino por la indiferencia hacia las mujeres, por la frustración de no poder decidir nuestras vidas. Tampoco valemos para los legisladores, a menos que estén buscando un hueso, ahí sí nos piden votos, pero cuando solicitamos que nos escuchen y ayuden, nos cierran las puertas”, dijo. Hubo en el Congreso voces que la tacharon de terca y caprichosa… Y a cambio de abandonar su lucha y no llevarla a terrenos federales, le ofrecieron el puesto de regidora que, por supuesto, rechazó. La huída. Eufrosita había huido de su casa a los once años. Lo hizo para evitar que su padre la cediera a un hombre que no quería, tal y como le había ocurrido a su hermana mayor, quien a los doce ya era propiedad de un varón de la comunidad y quien en pocos años se convertiría en madre de ocho escuálidos hijos. “Yo quería un destino mejor, quería aprender español, estudiar y conocer la capital de mi estado y luego regresar a mi pueblo para ayudar a la gente y en especial a las mujeres, siempre discriminadas, marginadas”, comparte. Su madre le alistó un par de mudas en una caja de cartón. Debió caminar más de 10 horas para llegar a un poblado donde, le habían dicho, salía un camión hacia Salina Cruz… Ahí tenía familiares. “Apenas había controlado la emoción de conocer un autobús cuando tenía delante de mí a una ciudad como la que nunca había soñado, pensé que era como un monstruo que me iba a comer”. Vendiendo elotes, pepinos y tortas logró sufragar los gastos escolares, hasta el nivel profesional. “A mí me gustaba la medicina, pero no me alcanzaba con la venta de los pepinos, así que elegí contaduría, una carrera menos cara”. Después de titularse como contadora, servir como instructora comunitaria de la Comisión Nacional de Fomento Educativo (puesto que le permitió conocer rancherías y villas donde la gente se moría de hambre, donde no había luz ni electricidad y donde la crueldad hacia las mujeres era peor que en su pueblo) y fundar tres escuelas de nivel bachillerato en municipios rezagados del estado, volvió a Santa María Quiegolani… Era la misma que había dejado hacía más de una década: caciques, gobernadores que no rendían cuentas, que desaparecían el poco dinero donado por la federación y asignaban a sus familias los presupuestos de obras y educación… Mujeres descalzas, con dos únicas encomiendas: tejer petates y cuidar hijos; mujeres a las que se les seguía prohibiendo hablar, usar guaraches, entrar a la sacristía de la iglesia y sentarse junto a los hombres. “Soy la única en mi pueblo que me puedo echar una copita y mirar de frente a los hombres, sin miedo ni sumisión”. Y se topó con la misma ley, con el catálogo de usos y costumbres que omite la palabra mujer, como ocurre en 100 de los 418 municipios oaxaqueños regidos por el mismo sistema. “Desde que regresé me veían como un bicho raro. Me olvidé de los cacicazgos y de los poderosos para concentrarme en la educación: pronto me nombraron directora de un CECITE en El Camarón, a tres horas de mi comunidad, dos de terracería, pero después me volvió la espinita de ser presidenta municipal”. Consumado el atropello, Eufrosina pidió al Instituto Electoral de Oaxaca que anulara la elección, pero la respuesta fue la misma que en el Congreso: no hay pruebas. Pese a los desaires, hoy continúa su lucha: en días pasados levantó una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y adelanta que recurrirá al Tribunal Electoral de su estado, “y si no me hacen caso iré al federal y a la Corte”. Cuenta que de niña tenía pesadillas: se ahogaba, pero dice que nada comparable con lo vivido en Santa María. “Ni mil balas me van a callar, soy la esperanza de las mujeres de mi comunidad, ya no queremos seguir valiendo menos que las sillas y las piedras”…

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Comentarios

  • HOLA SILVIA,ES UNA VERDADERA TRISTEZA KE ESTO EXISTA TODAVIA,EL MACHISMO,RACCISMO,DISCRIMINACION,LAS MUJERES MOVEMOS ESTE MUNDO SIN NOSOTRAS LOS HOMBRES NO EXISTIRIAN,OJALA Y EUFROSINA LOGRE POR LO KE TANTO LUCHA,Y LLEGAR A DARLE A ESTAS MUJERES EL LUGAR KE LES CORRESPONDE..

  • EStimada Silvia:

    En verdad que es frustrante el solo saber que en nuestro país de siguen dando estas situaciones como la de Eufrosina, y que nuestras "Autoridades" se pasen por el arco del triunfo los hechos, argumentando la falta de pruebas, como si en verdad se requirieran para "hacer valer la Ley", cuando en muchas ocasiones es lo q menos importa para actuar de una forma atropellada en su aplicación!

    Es por estos motivos que te felicito por seguir de pie en la lucha por un México con una verdadera igualdad entre mujeres y hombres!

    MIS RESPETOS PARA TI Y TU FABULOSO EQUIPO!

  • hola Silvia, al leer esta historia no pude evitar sentir mucho coraje, pero estoy segura que esta mujer lograra hacer mucho por su comunidad ya que es de admirarse lo que a logrado hacer con su propio esfuerzo. felicidades a Eufrosina y a todas las mujeres como ella, que luchan diariamente por superarse. un saludo.

  • Estimada Sylvia:

    En primer lugar, darte las gracias por tú compromiso y dedicación para la conformación de este tipo de eventos. Desgraciadamente está es una realidad, aunque pareciera que es del siglo pasado. Toda la información que adquirimos ese día nos obliga a reflexionar y emprender un frente común como mujeres mexicanas.

  •  

    Estimada Sylvia:

     

    Un tema muy relacionado con la celebración del día internacional de la mujer y comparar los retos que aún tenemos por afrontar.

     

    Creo que solo conociendo estos casos, es una forma de combatirlos y abolirlos, hay que empezar por algo y es mostrando este tipo de casos.

     

    Estos casos nos invitan a la reflexión y es quizá como recientemente leía el encabezado de un artículo  de Clara Scherrer, especialista en estudios de género, relacionado con las mujeres titulado ¨Contra el maltrato la palabra¨, y creo que ese debe ser nuestra actitud y proceder, ganamos mas.

     

    Recibe un cordial saludo.

     

    Edith.

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