Por: Dr. Walter Dresel
Hemos hablado muchas veces que la autocrítica es muy sana, pero la autocrítica también tiene sus límites, porque ¿cómo es posible mantener intacta esa amistad con nosotros mismos, si diaria y permanentemente nos estamos cuestionando por nuestra debilidad o por nuestra incapacidad para llevar adelante nuestros objetivos en la vida? Si tú te encuentras en esa situación, se impone rápidamente que identifiques qué es lo que te pasó, cuáles fueron los motivos que te detuvieron en el momento justo cuando debías pasar a la acción y valorar entonces las consecuencias de esa manera de actuar. La consecuencia es, sin duda, primero la desazón por no haber podido alcanzar lo que te habías propuesto; pero inmediatamente, se impone valorar el grado de convicción que tú tenías acerca de si ese era el camino que debías tomar. Porque muchas veces fracasamos en la vida, porque no tenemos la íntima convicción de que ese sea verdaderamente el camino que queríamos tomar o lo que queríamos hacer.
Ahora, no todo lo que integra un proyecto personal tiene la misma jerarquía, y no todos los fracasos, aunque traduzcan siempre un sentimiento de pérdida, tampoco tienen siempre la misma significación desde el punto de vista emocional. Hay fracasos que impactan duramente en los sentimientos de una persona y hay otros que aprendemos a sobrellevarlos mejor. Y entonces, es necesario que tú establezcas una escala de valores de qué es lo más importante obtener para ti, en esta lucha cotidiana por una supervivencia digna y qué es lo que tú puedes relegar a un lugar secundario. Esto no es ni más ni menos que establecer las prioridades de la vida de cada ser humano. Cada uno pone especial énfasis en obtener determinadas cosas en la vida, que considera son importantes y esto hace la diferencia entre un ser humano y otro, y certifica nuestra individualidad y nuestra singularidad. Lo que cada uno necesita para sentirse bien es diferente. Y aceptar esto de reconocer nuestra realidad y admitir también que debemos darnos un tiempo para lograr aquello que más nos importa en la vida, me parece trascendente e importante.
A veces, la ansiedad por lograr las cosas es tan grande, que creemos que de la noche a la mañana nosotros vamos a cambiar y vamos a ser aquella persona exitosa con la cual soñamos. Podemos llegar a serlo, pero requiere de períodos de transición, requiere de períodos de cambio, de un enfoque con respecto a la vida y a todo lo que nos rodea. Y eso, es un proceso lento, central de la personalidad del ser humano que va cambiando su identidad en función de lo que son sus objetivos y en función también de lo que van siendo sus logros en forma permanente y en forma progresiva.
También tenemos que aprender a manejar nuestros conflictos, porque esos conflictos a los cuales nos vemos enfrentados en el desarrollo de nuestra vida, hay que resolverlos, en primer lugar, de a uno, en función de la magnitud que tienen y de cómo van repercutiendo en nuestro cuerpo emocional y físico. A veces, el problema en sí no es tan grande, pero tiene un impacto tan importante en nuestro cuerpo emocional, que habría que ubicarlo en el primer casillero del orden del día para intentar buscarle soluciones.
Y uno no tiene que olvidarse, que la energía que poseemos para todas estas cosas, es una sola y que depende de cómo administremos esa energía, de ese modo también serán los resultados que podremos obtener.
Tanto los hombres como las mujeres vamos cambiando, a medida que los años van pasando, y nuestras expectativas son bien diferentes en cada una de las etapas por las cuales vamos atravesando.
De aquí podemos sacar como conclusión, que por un tiempo, podemos estar en total armonía con nuestra manera de pensar y de sentir, siendo verdaderamente amigos de nosotros mismos, o también puede suceder que existan períodos en nuestra vida donde no podamos reconocer quienes somos, ni qué nos está ocurriendo. Es como que hemos perdido la brújula, hemos perdido el norte, y esto sucede lamentablemente hoy en día, a veces por largos períodos, donde nos mimetizamos con la actitud o con el estilo de vida de otra persona, o porque nos dejamos manipular, o porque sentimos una culpa importante, inclusive por cosas que no hemos hecho, o porque somos víctimas de una violencia psicológica diaria, que va
destruyendo nuestra autoestima y podría así seguir enumerando una serie interminable de causas.
Entonces, lo primero es disponerse a recuperar el control de nuestra vida, lo primero es intentar recuperar el mando de ese barco que ha quedado a la deriva y que es nuestra existencia. Lo segundo, es poner la casa interna en orden, es disponerse a establecer cuáles son nuestras prioridades y a tener el coraje y la valentía de reconocer cuáles pueden haber sido nuestros errores, ¿quién se beneficia más si nosotros reconocemos nuestros errores y logramos enmendarlos? Los primeros beneficiarios seguiremos siendo siempre nosotros.
Yo te invito a que hagas un balance, que veas y analices cuál es el proyecto que tienes, qué cosas quieres alcanzar, y sobre todo, proponerte la firme idea de que recuperes esa amistad, de la cual probablemente por un tiempo, te hayas alejado, porque algunas cosas no te han salido bien en ese proyecto que tenías para tu vida. Debes saber como adulto, como joven, que no todos nuestros proyectos llegan a su buen fin, porque vivimos en un mundo dinámico, en un mundo cambiante, en un mundo donde permanentemente tenemos que sortear obstáculos para alcanzar nuestro destino. Eso no invalida el hecho de seguir apostando a la vida, de seguir apostando al bienestar, de seguir luchando sanamente para poder obtener la armonía interior, la paz espiritual y ese equilibrio emocional que todo ser humano necesita para poder seguir adelante en su vida.
Dr. Walter Dresel
wdresel@adinet.com.uy www.exitopersonal.org
Facebook: Walter Dresel Sitio Oficial
Twitter: @walterdresel Blog: www.walterdresel.blogspot.com
Comentarios