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TENGO UN ENEMIGO EN CASA

Tengo un enemigo en casa

palpitándome tu nombre

sólo a tu aliento responde

sólo con tu voz se abrasa.

Tengo un enemigo en casa

y por mucho que te asombre

me amenaza que se rompe

que de esta noche no pasa.

Ya no puede fiarse uno

ni del propio corazón

que es más necio que ninguno

resulta que no hay razón

que le convenza presumo

de olvidar esta pasión.

AMOR QUE NO ES RECÍPROCO, ES NEURÓTICO

-      No puedo, Lindy, de veras, no puedo olvidarlo. No puedo dejar de amarlo, entre más tiempo pasa, más lo amo.

-      Esto no es amor, Ana,  los hechos dicen que él no te ama.

-      Yo sé que sí, está confundido, pero si tú supieras lo que hemos vivido juntos lo entenderías. Todo es tan mágico entre nosotros.

-      Tú lo viviste así, esa es tu versión de la historia, la de él no tiene nada que ver con la tuya. No te amó, fuiste muy importante en su momento, cuando él te necesitaba. Cuando estaba solo y se sentía anulado. No te ama, pero eso sí, le encanta que lo ames así, incondicionalmente, pero él es incapaz de hacer lo mismo.

-      Está confundido. Va a regresar. Cada vez que cortábamos era así. Y no estaba en paz hasta que volvíamos.

-      Eso era parte de su neurosis. Recuerda cuando él empezó a dejarte, una y otra vez ¿Cómo te sentías cada vez que quería irse?

-      Me sentía morir, pero siempre regresaba. A ver, Lindy, explícame eso. Si no me amaba ¿por qué se ponía así cada que cortábamos?  Lo que pasa es que para él la libertad es muy importante, no quiere perderla.

-      Porque quiere seguir conquistando a otras, esa es la razón... ¿no lo puedes ver?

-      Nadie lo va a amar como  yo, él lo sabe.

-       Muchas lo han amado y lo van a seguir amando como tú y él  les va a hacer lo mismo que ti: usarlas. Entiéndelo, él busca mujeres que como tú, lo amen incondicionalmente sin exigir la misma reciprocidad. Teóricamente quiere una amante, una pareja, relacionarse de igual a igual, casarse, pero él hace todo para que esto no suceda, para que la relación se convierta en una relación de madre-hijo... y luego se decepciona y abandona a la mujer-madre, para ir en busca de la mujer-amante. Y no quiere darse cuenta de cuál es su parte: no les permite a las mujeres una relación sana de adultos maduros. Ellas lo intentan, pero se asustan cuando él las pone entre la espada y la pared. Cuando les exige cumplir sus expectativas de niño voluble, caprichoso, volátil y si no lo hacen, las amenaza con el abandono, argumentando: “no me entiendes, no me dejas ser como soy, no me aceptas” Y ellas en lugar de decirle: “Dame respuestas desde el hombre, no te comportes como un niño egoísta. Mira también mi necesidad”. No, no se atreven, hacen lo que hiciste tú, lo dejan actuar como un niño caprichoso, con tal de que no las abandone. Y no pueden darse cuenta de que es eso precisamente, lo que provoca que más tarde llegue el abandono.

-      Pero entonces ¿Por qué sufría tanto cuando nos separábamos? ¿Por qué cuando yo tenía la fuerza para resistirme a regresar, él lloraba, rogaba, sufría, le dolía...?

-      Porque no estaba listo para dejar a su madre, que era su seguridad. Quería teta todavía. No soporta el rechazo de la madre. Es una cuestión de imagen. Quiere quedar bien con ella... que ella siga en su vida, pero de lejitos y para cuando él la necesite.

-      No, no, no, me ve como mujer, éramos pareja, sufría en verdad, te lo juro.

-      Es un egoísta de...marca. Así que sufría. De acuerdo, seguramente sufrió una semana, pero su dolor no era tan fuerte como su necesidad de liberarse de ti. Él te abandonó, y sabía que podía regresar en el momento en que quisiera. Ahora mismo sabe que si se le antoja, te truena el dedo y tú le abres la puerta. Y él,  idealmente,  te apuesto que lo que quisiera es que tú siguieras estando ahí – como su madre - y él pudiera tener sus novias, con tu permiso...

-      Pero cuando terminamos, y yo le llamaba, él estuvo ahí, Lindy... bueno, al principio, un tiempo...

-      No porque te amaba, Ana, sino porque se sentía culpable. Además, le halagaba y le daba seguridad que siguieras ahí, muerta de amor por él.  Lo que realmente  le importaba era su imagen, no tú. Quería estar en paz con él mismo. No pensaba regresar, ya  se le había pasado el momento de la pasión.

-      Un día se va a dar cuenta de lo grande de mi amor y va a regresar.

-      Nunca va a regresar. Es demasiado vanidoso. A él le importa demasiado el qué dirán... la imagen. Su vanidad no tiene límites. Quiere una mujer a la que vea como tal, de preferencia guapa, inteligente, joven, etc., y... y no es que tú no lo seas, pero ya no te ve como mujer...

-      Tú no lo conoces como yo... él me necesita. Me necesita a mí y no como madre.

-      Ahí está lo complejo: quiere las dos cosas, Ana. Que seas su madre pero que lo ames como mujer, siempre y que no exijas nada como mujer. Yo no digo que este hombre lo haga conscientemente, pero de que así funciona, así funciona. Necesita ser adorado eternamente, sin tener que comprometerse, responsabilizarse, decidirse, dar nada a cambio... Quiere que lo veneres. Eso no es una relación de tú a tú, esto está muy claro, tienes que verlo. Él manda y tú obedeces, él decide, él dice cuándo, cómo y dónde... y hasta dónde y hasta cuándo. Él tiene todo el control... pero te hizo creer que lo tenías tú, que eras irremplazable y única... y quizá en su momento lo eras, como madre, pero no como  mujer ¿me explico? Ese es su pecado. Para él su relación contigo como mujer, fue un mero espejismo, un romance, mientras para ti es el amor de tu vida.

-      Sí, Lindy, es el amor de mi vida. Él tiene un lado muy tierno, muy delicado. Es muy sensible. Por algo lo amo como lo amo. No es gratuito.

-      No lo amas a él, Ana. Amas el personaje que representa para ti, no la persona que es...  Amas un personaje que él se fabricó y te hizo creer que era... amas lo que te hace sentir, pero que él no siente por ti. Tú sabes su historia, no eres la primera mujer en su vida... y a las otras les ha ido como a ti, o sea como en feria... Tú amas lo que crees que sientes por él y quieres creer que él siente lo mismo... Mira cómo te has quedado colgada de la primera etapa que viviste con él. Estás aferrada a los momentos en que se comportó pasional y enamorado, y tienes bloqueado todo lo demás: su abandono, el dolor que te causó, el que te sigue causando. Quieres creer que sigue siendo el hombre que te amó cuando te veía como mujer todavía... y eso es un espejismo, una gran mentira que te dices a ti misma, para alimentar la esperanza, porque en el fondo, tienes miedo de desenamorarte. Miedo de soltarlo por fin, y sentir el vacío... mientras que aferrada a él,  alimentando la esperanza, sientes que tu vida tiene sentido. Aunque él ya no esté, no sientes el vacío absoluto, porque tu corazón, está lleno de sentimientos y fantasías por él, mismos que él no comparte. Eso está bien para un poeta, que tiene que tener una musa, un amor imposible... y ni así ¿eh? pero tú no eres poeta, y tienes que aterrizar. Ver la realidad. Aceptarla.

-      No estoy metida en una fantasía, lo que viví con él realmente sucedió, no fue una ilusión, no inventé nada, no estoy aferrada a algo que no existió... ¡No soy tan imbécil...!

-      Eso es lo que yo te digo, Ana. Eres una mujer noble, inteligente, brillante, vamos, - y eso no se lo concedo más que a muy contadas personas, tú lo sabes -. Sin embargo, emocionalmente estás mal, tienes un rollo ahí que no está resuelto. Sientes que no mereces ser amada de verdad, ser correspondida. Te dedicas a dar, dar, dar, y él es un vampiro. Es como un recién nacido, demandante, que quiere una madre todopoderosa, por la que no tiene que preocuparse, quiere que no necesites nada, que tengas todo para darle, sin pedir absolutamente nada a cambio. Y tu fantasía es que él, un día, te nutra tal como  lo nutres tú a él... y eso nunca va a ocurrir.

-      ¿Cómo puedes saberlo, Lindy?

-      Porque los hechos me lo dicen. Mira su historia con las mujeres. Las seduce, las conquista, las tiene comiendo de su mano, y entonces, se aburre y las deja... se va tras alguien que no se deja conquistar... hasta que él consigue doblegar a la inconquistable, y hace que se ponga a sus pies, entonces la abandona, y vuelve los ojos a su siguiente conquista.

-      Conmigo va a ser diferente... esta historia no se ha terminado.

-      No... no va a ser diferente, Ana... no es diferente. Esta historia ya se acabó.   Sólo está en tu mente. Ese es tu deseo, que él vuelva y te reivindique, pero no es parte de la realidad, ni lo será... Entiende, Amor que no es recíproco es neurótico.

-      Pero fue recíproco.

-      No, eso te hizo creer, pero él nunca se entregó, si lo hubiera hecho, te hubiera conocido en verdad, y aquí estaría, amándote. No te quieres dar cuenta de que no te ama, porque no crees que vayas a amar a alguien más así... y te equivocas, porque tú sí eres capaz de amar así. Él es el que tiene una tara, no tú. Esto que sientes por él no es amor de pareja, para que sea de pareja, tendría que ser precisamente parejo, de aquí para allá, como de allá para acá: Mutuo... y tu “amor” por él nunca ha tenido esa cualidad, ni antes, ni mientras, ni después... Mientras no aceptes esta realidad, seguirás sufriendo por él, mientras que él, hace su vida con otra.

-      Lo que tuvimos no pudo ser una mentira, él no pudo jugar así con mis sentimientos.

-      Lo hizo. Y no quiero decir que sea malo de entraña. O que sea un ser obscuro. No, el tipo es encantador, sin duda, al menos desde donde tú lo ves. Pero no basta con no ser malo. Si se es egoísta hasta ese grado, si su neurosis es tan grande, si su desnutrición es tan enorme, no hay amor que valga. EL AMOR PUEDE CON TODO MENOS CON LA NEUROSIS. Tú no puedes seguir amando por los dos. No puedes seguir esperando lo que no va a llegar nunca. Te estás robando el derecho a ser amada, a vivir una vida con alguien. Te estás condenando a la soledad por alguien que no te ama, que no lo vale, que nunca te valoró realmente. Y que no lo va a hacer. Para él ya eres pasado. Eres pasado desde el día que cruzó la puerta de tu casa la última vez y de eso hace ya mucho tiempo. Él no se fue cargando nada, se fue a continuar con su vida. Mientras que tu vida se detuvo, el día que él se fue. Eso no viene de un amor verdadero, eso no tiene nada que ver con el Amor. Tiene que ver con tus miedos. El Amor se es luz, paz, libertad, alegría… no oscuridad, ansiedad, angustia. MIEDO. Te lo dejo de tarea.