La vez pasada hablamos de todas las dificultades emocionales que algunas personas viven en estos tiempos navideños. Incluyen la sensación de fracaso por lo que no se ha logrado, el dolor por los seres queridos perdidos, la nostalgia por lo que ya no se tiene, la dificultad para relacionarse con los seres queridos y la culpa por lo que se hubiera querido hacer de manera diferente. Todo lo anterior se puede conjuntar y dar lugar a un cuadro depresivo.
Algunas formas para hacerle frente a esta época navideña son las siguientes:
Más que arrepentirse por lo que no se hizo o culpabilizarse por lo que salió mal, en este devenir constante que es la vida, la navidad es una oportunidad de proponerse a sí mismo ser mejor, es una oportunidad de mejorar el futuro; para los niños y adolescentes es un reencuentro con la magia de Santa Claus o los Reyes Magos de recibir, y durante la cual los adultos tienen la oportunidad de enseñarles a dar afecto, a expresarlo y a sentir la alegría de que el hecho de recibir un regalo involucra un gran afecto, y poderles transmitir que ese afecto es tal vez más importante que el regalo en sí mismo.
Así, no importa el valor del regalo, sino la alegría, la sinceridad y el afecto con el que se entregue.
Si bien es cierto que se pudieron vivir dificultades interpersonales, Importa más que durante la época de Navidad se logren estrechar las relaciones familiares con aquellos miembros de la familia con los que se comparte esta temporada o la noche misma de Navidad. Es conveniente mejorar las relaciones no sólo con familiares sino con amigos, compañeros y todas aquellas personas que se encuentran cerca de uno. A veces hay que hacer un esfuerzo adicional, si las relaciones siempre han sido difíciles en algún sentido. Siempre es valioso esforzarse por lograrlo.
Es tiempo de perdonar, de quitar rencores, de abandonar el peso de las rencillas que nos causan remordimientos y nos predisponen al enojo y al fracaso de nuestras propias metas. Esto alivia de pesos emocionales innecesarios y predispone al disfrute.
Debemos procurar que la paz sencilla de la Navidad perdure por todo el año y todos los años de vida que tengamos.
Es una época que nos ofrece la oportunidad de superar nuestra vida cotidiana y nutrir nuestra vida espiritual.
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