¿Alguna vez escribiste algo.. y no te atreviste a enviarlo?
Generalmente cuando tienes ganas de decirle algo a alguien, de compartir algún sueño, de escribir lo que no dirías con palabras y que es importante para ti; aparece una voz en tu interior que te pone en "jaque" y terminas destrozando el papel donde plasmaste lo que gritó tu corazón. Algo que salió, la mayoría de las veces, del más profundo sentimiento y que confirma tu condición humana, probablemente fue ese bosquejo de sueño tomando forma y convirtiéndose en realidad; tal vez es el nacimiento de un gran negocio o simplemente una carta a un amigo; el no enviarlo será tal vez porque piensas que puede hacerte vulnerable ante los ojos del destinatario de dichos sentimientos o porque saboteas tu sueño. Terminas arrojándolo en el basurero sin darle la oportunidad de ser leído por su receptor; por empezar a traer a la realidad esa idea o mensaje o simplemente porque crees que no debes darle tanta importancia.
A la razón de no compartirlo, le puedes llamar miedo, pena, enojo, odio, tristeza y podría ser que pienses... ¿Qué dirán de mí si lo hago? ¡Me muero de pena si alguien lee esto y descubre que es para Fulanito! ¡Es imposible pensar que “esto” puedo tenerlo! Etc. Pero hacerlo, es serte fiel, es acompañarte en cada instante y es reconocer que mente y corazón están en perfecta armonía, otorgándose los espacios para pensar, para sentir, para compartir ideas y emociones en sincronía dentro de ti, para crear, para materializar sueños.
Lo maravilloso de los escritos es que aunque no sean enviados, sino sólo guardados en algún rincón del closet, cuando volvemos a leerlos, nos hace revivir el sentimiento; y esto es maravilloso, pues al recordar adviertes sensaciones en el cuerpo y te das cuenta del avance o atraso que has tenido como persona; pero no creas que es de acuerdo a los parámetros establecidos en la sociedad, no mujer, sino a esa reacción que surge dentro de ti y caes en cuenta que fue maravilloso y que sólo fue la ración justa y necesaria para aprender una lección, que al parecer aún no resuelves.
Cuando lo escrito era rencor, dolor o enojo; es probable que pienses que no era para tanto; y si es de amor o ternura, seguramente traerá al presente un momento agradable en el que vuelves a sentir y porque no… a bendecir a la persona que te hizo alejar tus limites, pues la experiencia te hizo más grande, más fuerte, más amado y seguramente feliz.
Retomemos esos hábitos de escribir en un cuaderno, con feas letras, sin corrector de estilo, sin cursor que te presione a poner la siguiente letra, la siguiente palabra con su intermitente parpadeo, es simple, sólo deja que tu mente se deje guiar por tu corazón y que el fluir de emociones y sentimientos vayan del corazón elevándose a la mente, materializándose… y que lleguen al infinito y más allá.
Esa parte de recordar al leer lo escrito, también nos sirve de parámetro para volver a checar nuestros avances en ciertos temas emocionales que casi siempre dejamos de lado para no volver a tocarlos, hasta que algo o alguien detonan nuevamente ese foco rojo y escandaloso que nos vuelve a irritar sin razón aparente y que en el fondo de nuestro corazón, nos recuerda que hay una lección pendiente de atender, resolver o aprender.
Al tener un diario y releer lo que escribiste hace meses o años, pueda ser el semáforo que detone que llegó el momento indicado para cerrar en amor un circulo que aún está pendiente de concluir; y correr el velo que fingía disimularlo, es tal vez la sospecha etérea de que llegó su tiempo de resolverlo sin la aparente emoción con la que viviste esa experiencia; simplemente pensando en que ya pasó, que ya no duele, que te enseñó algo y que llegó el momento de vaciar el costal emocional y soltarlo, seguro te sentirás mejor y tendrás un mejor recuerdo de la experiencia.
Al fin de cuentas, es un instante aparentemente sin algún asunto que atender, sólo es releer tu diario, este santiamén se convierte repentinamente en una oportunidad para cerrar ese ciclo que no tenías previsto resolver.
¿Te ha sucedido?
Con mucho cariño.... Alejandra González G.
Comentarios
Estimada Alejandra...
Muy interesante artículo, que pone a pensar lo que realmente hacemos... escribir, dejarlar de hacerlo, guardarlos, no darles vida permitiendo que sean leidas a quien van dirigidas esas letras tan llenas de sentimientos y emociones.
Cierto es que tengo cientos de papelitos, cartoncitos, post it, libretas, servilletas... guardadas con toda clase de escritos.... lo que he hecho a traves de los años.
Pero también es cierto que aqui en Retos y en otras páginas empecé a desarrollar y plasmar lo que pienso y siento... asi que inicie a compartir lo que tengo en la mente y en el corazón.
Ahhh y también inicé un sitio web donde puedo publicarlos tambien... Es un nuevo proyecto donde mi hijo me apoya a que se lleve a cabo mis humilde deseo de escribir. Les comparto el enlace de este sitio.... sean bienvenid@s.
http://www.aromaderosas.com/
Te dejo un abrazo grande....
MUCHAS GRACIAS POR TU CONSEJO ESPERO PODER HACERLO PRONTO UN SALUDO
Felicidades por las palabras plasmadas, es muy cierto que muchas veces hay tantas cosas que decir, pero esa vocecita no te deja expresar, tomare muy en cuenta tu punto de vista y espero pronto poder publicar algo o compartirles muchisimas cosas que a todos nos pueden ayudar.
ASI ES YO NO HE TENIDO EL VALOR O NO SE COMO LLAMARLO PORQUE TENGO 7 AÑOS QUE NO TENGO CONTACTO CON MI HERMANA HE ESCRITO CARTAS Y TERMINAN EN LA BASURA NO SE ELLA TAMPOCO NUNCA LO HA INTENTADO NO SE SI ALGUN DIA VOLVAMOS A HABLARNOS Y A VECES ME SIENTO TRISTE.
Yo he pasado por eso, a la fecha me cuesta trabajo expresarme así, de hecho quise escribirle a mi hijo y no me atreví porque a él le gusta le digan las cosas de frente, pero todo pasa no permite le diga nada porque se siente agredido. Saludos Ale.