AL MAESTRO CON CARIÑO

Ser Maestro, enseñar, tener la responsabilidad de guiar a un grupo, de dotarlo de los elementos suficientes para el análisis y para enfrentar circunstancias que se presentan en el camino es un don, es el privilegio de dar y darse en el mismo acto.

 

El apostolado que es intrínseco a enseñar requiere de muchas búsquedas, de intentar cada camino y conseguir con ello los que más se aproximan a asimilar los conocimientos.

Ser Maestro es aprender cada día; estudiar una clase seriamente lo que implica algo más que leer, entender, escribir, discutir. Para pasar estos exámenes requerimos de la introspección, dirigir la mirada al interior, asumir que está en nosotros la respuesta.

 

Comenzar por experimentar con ideas propias es el inicio del buen camino; aceptar las de los demás permite una visión global y el perfeccionamiento tanto del tema como del método de enseñanza.

 

Cuando miramos hacia dentro le damos prioridad a lo propio valorando correctamente las influencias del exterior; nos enfocamos en el poder que emana de nosotros mismos, el autentico; alineamos al corazón y al entendimiento.

Concebir al universo como el rector de estos estudios lo ubica también en esa palabra que se su propio concepto deriva, ese espacio convertido en Universidad.

Del Maestro aprendemos que la carrera deja de ser contra el tiempo, convirtiéndose en la disputa de siempre entre crecer o dejar de hacerlo; a tomar la enseñanza de las muchas tareas y de las muchas clases dejando en el camino la propensión a dejar de hacer, a permanecer estático.

 

El despertar del estudiante implica la emoción que se genera del trabajo, de tener en la mente como prioridad el cambio deseado; al modificarnos aceptamos a los demás, a quienes dejamos de tener como objeto de modificación, esta sólo está en nosotros mismos.

De él también nos queda la enseñanza de que el poder crece cuando nos allegamos de todas las visiones posibles e históricas de los temas; cuando el paisaje de la idea se entremezcla con la emoción que surge de ella misma al estudiarlo.

Hacemos nuestro que todo intento lleva aparejada la posibilidad de la equivocación, en este caso visualizarla como la ocasión de tomar mayor fuerza, de poner aún más empeño centra las oportunidades. Al desprendernos de emociones y palabras negativas aparece mágicamente la salud emocional.

 

Los mentores auténticos te llevan a la gratitud hacia los demás y hacia nuestra propia vida lo que nos permite superar los enojos y las limitaciones que nos alejan de la felicidad.

 

La materia número uno que todos debemos aprobar es la superación del miedo, prerrequisito insustituible para la del amor, como se dice en la Universidad ambas están seriadas.

Superar emociones negativas parte de observarlas tan imperfectas como estás son, inferiores a nuestra voluntad y a la dinámica que somos capaces de proponer en cada instante de nuestra existencia.

Enfocarnos en lo positivo, en las experiencias propias y en la valoración que hagamos de lo que el universo puede hacer por nosotros cuando se lo pedimos, nos aleja del fracaso.

 

Esta es la conexión entre nosotros y ese admirado personaje que hoy celebramos, gracias Maestro.

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