AHORA SOY MADRE ¿AHORA QUÉ HAGO?

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“Solamente aquí en la tierra, oh amigos,

estamos prestados unos a otros”.

Poema Chalco.

¿Ahora soy madre, ahora que hago?

Una vez que nosotras las mujeres aceptamos nuestra maternidad, pareciera que la vida nos toma como espejo mostrando al mundo que la creación de un ser humano es en sí misma un acto de amor.

En cualquier forma como el embarazo se presente a la nueva madre, planeado, no planeado o por una agresión sexual, la vida no se detiene, la vida continúa.

Este acto de la naturaleza nos puede colocar a las mujeres en dos lugares diametralmente opuestos; en uno, la mujer comenzará una nueva vida al lado de su pareja, planeando lo que vendrá; el color de la habitación del bebé, la ropa que llevará, su alimentación, las clases de yoga prenatales; es muy seguro que comparta con su familia la experiencia y tome quizá, los cursos necesarios para aprender a cambiar, bañar y alimentar al bebé.

Para las que están en el otro extremo, como aquellas víctimas de una ofensa sexual, sucede todo lo contrario. El desamparo, las culpas, el miedo, la animadversión al cuerpo, las emociones negativas, el profundo sentimiento de desdicha que les recordará como una prolongada agonía, aquella traumática experiencia.

Creo que para las madres solteras puede haber de ambas situaciones, ya que frente a nosotras sin el apoyo emocional o económico del padre biológico de nuestro hijo, nos encontramos ante la absoluta libertad de decidir cómo sentirnos respecto a nuestra maternidad.

En mi caso y después de aquella llamada donde el padre biológico de mi hijo dio por concluida su relación conmigo y por consecuencia con el hijo que esperábamos, anduve por la calle en un estado de completa tristeza y desolación.

Recuerdo haber llegado a casa de mis padres callada y ausente, dispuesta a dormir el tiempo suficiente para evitar encontrarme con las preguntas y principalmente con las respuestas que tendría que dar.

¿Ahora soy madre, ahora que hago?

Como una mujer sin muchas ataduras morales, investigué sobre la práctica del aborto, leí y visité los hospitales que se encontraban cruzando la frontera y analicé esta posible opción. Sin embargo en la clínica me informaron que serian necesarias 9 o 12 semanas de gestación para poder ser candidata.

Entonces mis circunstancias cambiaron, ya no sería una alternativa rápida, una salida emergente, había que esperar a que mi condición fuera físicamente la adecuada para practicarme el aborto y de esta manera, yo como mujer tener plena certeza de mi decisión.

Es innegable bajo estas circunstancias reconocer la sabiduría de la naturaleza, la existencia no es una decisión simple, de serlo así, puedo imaginar un planeta casi vacío.

Durante esas semanas examiné mi situación económica, laboral y familiar, esta nueva realidad alteraba todo mi orden. Entonces lloré lo suficiente, dormí lo necesario, mientras la vida de mi hijo se gestaba en mi interior.

Sucedía como lo dije antes, sucedía todo, afuera y adentro de mí.

Durante ese tiempo me di cuenta que si tenía un hijo sin apoyo económico, mis planes serian truncados, pero entonces me hice otra pregunta: ¿Qué planes?

La idea de truncar mi vida por convertirme en madre, venía a mi cabeza y revisaba qué se iba con la bienvenida a mi maternidad. ¿Qué realmente se iba?

Económicamente podía hacerme responsable de mi hijo y emocionalmente también.

Todas mis preguntas, todos mis miedos, desembocaban en dos simples palabras, un sí o un no. Un sí, para continuar con mi maternidad, o un no, para truncarla.

Nada podía yo hacer respecto a la negativa del padre biológico de mi hijo, me encontraba asumiendo toda responsabilidad respecto a mi vida.

Y como tal vez les ha sucedido a muchas mujeres que deciden ser madres y solteras, mi capacidad de poder amar, de cuidarme física y emocionalmente estaba intacta.

Podía entonces, hacerme cargo de mi y de mi hijo.

Así de repente una mañana me levanté y ya pasando por algunas semanas de gestación, bajo el agua de la regadera, me decidí ser madre, daba por concluidas todas mis preguntas y me preparé para dar todas las respuestas necesarias a mis padres, a mi familia, a mí. Estaba lista, lista para dar el paso y abrir un nuevo capítulo en mi vida, hablar de una historia definitiva, la de ser madre.

La naturaleza me otorgó capacidad para la maternidad y hoy reconozco que pese a la forma, la vida es un acto de amor en sí misma, un acto de la necesidad que tiene la humanidad de perpetuarse, de seguir contando con seres que habiten este planeta y lo hagan suyo. La vida como la naturaleza, nos entregan sus mejores argumentos.

Nos leemos en la siguiente.

Diana Rodríguez.

http://www.conversemos.com/grupo-de-apoyo-a-mujeres/soy-madre-ahora-que-hago/

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Comentarios

  • Muchas gracias Luz Maria Navarro por tus lindas palabras, es mi historia contada en 12 capitulos, te invito a seguirme. Y efectivamente nunca me he arrepentido, por el contrario, es lo mejor que he podido vivir. Un abrazo. Diana Rodriguez.

  • Felicidades y yo pienso que no te arrepientes, por como lo escribes y lo que transmites en estas palabras.  :)

  • Amigas un saludo con mucho afecto, esta es la tercer parte de mi historia, que la disfruten. No olviden darle like! Diana Rodriguez.

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