Cuando Enrique Peña Nieto fue declarado formalmente presiente electo, una de sus primeras acciones fue nombrar un primer equipo que se responsabilizaría del proceso de transición de gobierno.
Días después anunció la conformación de un grupo ampliado, ya con tareas específicas para las diversas ramas de la administración pública.
En ese momento llamó mucho la atención que entre las áreas que abarcaba ese equipo multidisciplinario no se considerara el capítulo de la cultura. El asunto despertó especulaciones y rumores en diversos sentidos, sobre todo en el medio cultural, usualmente complejo y aguerrido.
Así, por ejemplo, una versión que corrió por aquí y por allá decía que en realidad el nuevo gobierno no sabían qué posición o proyecto asumir en la materia, y en consecuencia carecía de elementos para definir el perfil de quien coordinaría el renglón de cultura dentro de este proceso todavía en transición. Algunos señalaban que la política cultural del nuevo régimen tendría que estar a cargo de un persona joven –de acuerdo, decían, a las características del “nuevo PRI”–, mientras otros opinaban que debería ser ajena a grupos enquistados, entre muchas otras opiniones.
Por fin se dio a conocer el nombre de María Cristina García Cepeda como coordinadora del área de cultura del equipo de transición. Se trata de una mujer experimentada, capaz y con una larga trayectoria en diferentes instituciones culturales, como la dirección del Festival Cervantino, la Secretaria Técnica del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, o en fecha más reciente, la Dirección del Auditorio Nacional.
Y si bien por el momento es evidente que su función principal se orienta a la captación de ideas y propuestas para ir constituyendo unas plataforma conceptual sólida, tiene también la enorme responsabilidad de recibir la información de la administración saliente respecto a logros y pendientes esenciales con un carácter integral (ejercicio presupuestal, resultados, acciones realizadas, situación de los recursos humanos y materiales, entre muchos otros aspectos relevantes).
Una tarea difícil, que lo será aún más cuando ocurra el relevo de funcionarios en las instituciones de cultura de nuestro país el próximo primero de diciembre.
Baste mencionar otras cuantas acciones futuras de la mayor jerarquía para tener idea de la enorme tarea que le espera al próximo responsable de dictar y dar seguimiento a la política cultural del gobierno del Enrique Peña Nieto: la definición de un programa, una selección pertinente y plural de servidores públicos capaces y honestos, decidir si se crea o no la Secretaria de Cultura y establecer criterios para proponer si se debe mantener o no la dependencia de este organismo con respecto a la Secretaría de Educación Pública, entre muchas otras cuestiones, como la democratización de los bienes y servicios cultuales, el uso de las nuevas tecnologías de comunicación o el papel de los jóvenes como usuarios y generadores de cultura en función a las demandas de una sociedad tan cambiante, exigente y crítica como la de nuestros días...
Ardua tarea le espera a quien sea designado a cargo de la política cultural, un área que debe ser sustancial en cualquier país que pretenda tener miras hacia el futuro.
http://www.marthachapa.net/
enlachachapa@prodigy.net.mx
Twitter: @martha_chapa
Facebook: Martha Chapa Benavides
Comentarios