Publicado por Martha Chapa el 25 de Octubre de 2011 a las 8:04am
El gobierno del estado de Guerrero acaba de anunciar el lanzamiento de una gran campaña de comunicación turística bajo el evocativo lema: “Acuérdate de Acapulco”. Esta frase despertó en mí algunos entrañables recuerdos que en esta ocasión comparto con ustedes, queridas lectoras y lectores.Les cuento que cuantas veces fui a la tan conocida Perla del Pacifico, me cautivaron el inmenso mar, sus disfrutables playas, su amable clima y sus hermosos paisajes. Sin embargo, debo confesarles que mis recuerdos más entrañables están asociados con sus ricos sabores.Cuando era niña, ir a Acapulco era sinónimo de largas horas al sol y de ratos exquisitos nadando en la alberca o en el mar. A eso se sumaban los juegos en la playa y los paseos en lancha. También me entretuve horas y horas en la edificación de originales esculturas de arena. Pero lo que era de verdad imprescindible y a la distancia conserva su carácter de entrañable era convivir en la mesa con mis padres y hermanos.Y no me refiero tan solo a los apetitosos bufetes del hotel donde nos hospedábamos y conformaban gratificantes desayunos o almuerzos, ya no digamos las posibilidades que nos ofrecían a la hora de la comida. Nuestro menú abarcaba también a los pequeños restaurantes o fondas del centro de la maravillosa ciudad guerrerense.Así, la degustación en nuestras temporadas vacacionales era vasta y deliciosa. Por supuesto, incluían los infaltables ceviches de camarón y de otros mariscos, como ostiones o caracoles (y ni hablar de los cocteles campechanos, con su salseado de jitomate, cebollita, cilantro y picante al gusto), pero no sólo eso.Con el tiempo, en la medida que fui dejando la primera infancia, no faltaron las variantes de pescados y mariscos a la plancha, con su debido arroz, o el descubrimiento de platillos de primer orden, como un buen pozole verde, tan típico de esa tierra, y en esa línea, una suculenta sopa de pescado.Cómo no recordar en ese Acapulco aquellos primeros hoteles, tan famosos y legendarios, bien fuera el Caleta, el Papagayo o el Mirador, desde donde podíamos observar, en su restaurante-bar La Perla, con vista al mar, a los osados clavadistas que se tiraban desde ese gigantesco peñasco que nos identifica nacional e internacionalmente: La Quebrada.Por cierto, recuerdo ahora el espacio peatonal adjunto, y es la memoria gustativa la que desemboca inevitablemente en el restaurante Armando´s, que hizo época y al cual también acudían familias de la localidad.En fin, tanto la memoria como la experiencia reciente me traen a la mente a ese paraíso de ayer y hoy, donde no solo convergen las delicias culinarias, sino también bebidas muy refrescantes, como el agua de coco con limoncito y una pizca de sal… o de azúcar, y a veces, como dice la canción “con un poco de ron”.De igual manera, esos dulce tan característicos como sabrosos de tamarindo o coco. Me refiero, claro, a los rollos y las cocadas.Confirmo una vez más que en Acapulco la vida es más sabrosa. Por su ubicación, sus playas, su sol, su gente cálida. Pero también por su gastronomía que, ¡claro!, es mucho más vasta de lo que apenas he apuntado aquí al evocar fugazmente algunos momentos de mi vida, incluyendo a Agustín Lara cantándole a María Félix: “Acuérdate de Acapulco…”.http://www.marthachapa.net/enlachachapa@prodigy.net.mxTwitter: @martha_chapaFacebook: Martha Chapa Benavides
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Faltó un rico pescado a la talla en Playa Gloria o unos sopecitos en Puerto Marqués, hace unos días fuí al bello Acapulco del cual poco queda de sus noches interminables de fiesta y el caminar a cualquier hora de la noche por su costera se ha terminado. Espero que pronto vuelva la tranquilidad y podamos volver a disfrutarlo como hace algunos años!!!
Porque su belleza es sin igual, sólo que tantos problemas hacen que sea diferente!!!
muchas gracias por revivir infancias en las que viviamos con más seguridad, inocencia, sencillez, comunicación y convivencia familiar, lindos recuerdos!!!
Comentarios
Si que se antojan unas largas vacaciones en Acapulco y como dice la canción...
Por los caminos del sur, vámonos para Guerrero, porque le falta un lucero y ese lucero eres tú.
¿Gustan un fresco coco con un toquecito de ginebra a la orilla de la playa?
Faltó un rico pescado a la talla en Playa Gloria o unos sopecitos en Puerto Marqués, hace unos días fuí al bello Acapulco del cual poco queda de sus noches interminables de fiesta y el caminar a cualquier hora de la noche por su costera se ha terminado. Espero que pronto vuelva la tranquilidad y podamos volver a disfrutarlo como hace algunos años!!!
Porque su belleza es sin igual, sólo que tantos problemas hacen que sea diferente!!!